Mal momento

| ERNESTO S. POMBO |

OPINIÓN

28 jul 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

ALGO VA mal. Mejor dicho, muchas cosas van mal, pero sobre todo, mal nos va en las que resultan primordiales para la convivencia pacífica y democrática que es la que le corresponde a una sociedad como la nuestra. El presidente Fraga ha apelado a la conciliación entre los gallegos. El vicepresidente Rajoy se refirió también a la convivencia al aludir al plan soberanista de Ibarretxe. Y el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, habló del deterioro de las relaciones y del aumento del miedo a la confrontación. Demasiadas manos tendidas desde distintos lugares. En los últimos días nos ha llovido una constelación de llamadas a recuperar la normalidad, precisamente cuando mayor son las llamas que surgen de la hoguera de los enfrentamientos. Y por eso se molestan si se les rechazan sus propuestas. El deterioro evidente de las relaciones en los últimos meses nos ha sumido en una profunda preocupación. Quienes se negaron a escuchar, a dialogar y llevaron las relaciones por otros derroteros, son los únicos responsables de la situación creada. La sociedad ha visto como la convivencia se levanta hoy sobre descalificaciones, decisiones a menudo extrañas y estrategias obstinadas. Y el mundo no es eso. Creíamos que la tolerancia y el respeto eran ya derechos adquiridos. Pero no. Nos han demostrado que la confrontación, el reto y el desafío es el estado de normalidad, mientras que la cordialidad equivale a una situación excepcional. Mal nos van las cosas en éste como en otros terrenos. Por eso conviene que quienes, imprudentemente, han estado atizando las brasas, entiendan que lo que exige el país es otro rumbo. Relaciones tolerantes y entendimientos sosegados y serenos. Respeto y diálogo cortés. O lo que es lo mismo. Lo radicalmente contrario a lo que nos tienen acostumbrados.