PARAÍSOS FISCALES

La Voz

OPINIÓN

PEDRO ARIAS VEIRA, Profesor de la Universidad de Santiago

19 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Hay paraísos fiscales para todos los gustos. El de mejor pedigrí es sin duda Suiza. La ingeniería de las cloacas financieras cuenta en la Confederación con sus más prestigiados fontaneros. Ya Hitler y los nazis, como reveló Adam Lebor, la eligieron como guardiana de suculentas reservas e incluso del oro del Holocausto. Allí mismo donde Calvino en el XVI redactara la Instruction chrétiene dont on use en L¿Eglise de Genève , e inventara la nueva ética religiosa, madre según Weber de la economía moderna. Los dictadores de izquierda, y sus variantes reconvertidas como los Yeltsin, también prefieren Suiza. Como ha escrito el admirable Jean Ziegler, «Suiza lava más blanco», y la pela no tiene ideología. El inconveniente de sus cantones es que están muy concurridos y cada vez más vigilados. Y si no te cogen por la pasta lo hacen por el sexo. Son bocado fácil para los competidores en las élites del poder. Bien lo sabe Mario Conde, cuyos muchachos pillaron a sus adversarios financieros en pleno solaz amatorio con las chicas de sus sueños. Esos sí que no lo perdona la mujer, que es el verdadero inspector financiero en última instancia. Que se lo pregunten a los Albertos. Quizá por ello han ido prosperando otras localizaciones alternativas, que sin llegar a competir de verdad con Suiza, se van defendiendo. En España tenemos una Andorra por el Norte y un Gibraltar por el Sur. Algo más lejos, el principado de Liechtenstein y las Islas del Canal. Entre estas últimas está Jersey que ha salido recientemente en el caso del BBV. Con crucero de placer incluido se puede ir uno a las Islas del Caribe. Presenta parajes tan sugerentes como las Islas Vírgenes, Barbados, San Vicente, Anguilla, etcétera, donde se tramitan las deseadas cuentas cifradas. También a Panamá y a muchos otros países latinoamericanos. Claro que no debe perder nunca la prudencia. En Panamá te puede coger el derrocamiento del Noriega de turno, por pasarse de ambicioso. Gente como los caídos Chaves, Fujimoris o los Menen, desatan enseguida los niveles de riesgo de las agencias de calificación paradisíaca. Cuba, por la edad de Fidel, está cada vez más insegura, a pesar del reconocimiento del dólar. En África destaca Liberia y las Islas Mauricio. En Asia y Oceanía, Hong Kong, Macao, las Islas Marshall, Nauru y Vanatuu se consideran espacios de amable y opaca fiscalidad. Según Jürgen Roth, en su investigación Mafias de Estado , la economía ilegal ha penetrado peligrosamente en las instancias de poder de los estados. Los paraísos fiscales son tan solo un instrumento operativo para el blanqueo de la ilegalidad organizada interior. Constituyen los brazos del pulpo, pero no su cabeza. Y como han expuesto los jueces del Llamamiento de Ginebra, recogido en el Libro de Denis Robert La Justicia o el Caos, la única vía de avance real para combatirlos pasa por el establecimiento de espacios judiciales abiertos, coordinados, independientes y operativos en las propias democracias occidentales. Queda todavía mucho camino por recorrer, pero el hecho de que cada vez se conozcan más «affaires», se difunda su realidad y se haya recortado el campo de impunidad, aporta una tenue luz de esperanza.