Recuerda que con su primera prima de la selección sub-17 se compró un iPhone
04 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Mente inquieta, por la mesilla de Román Golobart pasan toda clase de géneros literarios. «Estoy leyendo un libro de Alejandro Jodorowsky, porque viene el viernes a Coruña y voy a ir a verlo. Y si me preguntasen por algo para recomendar diría La carretera de Cormac McCarthy, y alguno de Don Winslow, El poder del perro o alguno sobre el cartel de drogas de California, México, Nuevo México... Leo de todo. He leído cosas más espirituales, como Un nuevo mundo, de Eckhart Tolle, Leer es una distracción y una forma de aprender de otros y de uno mismo», explica el central. En los viajes del Racing, las películas del bus dejaron paso al consumo individual. «Con la tecnología que hay, cada uno quiere escuchar sus cosas. Y al final se trata de cascos, iPad y ya está».
Un iPhone como capricho con la prima de su debut en la selección española sub-17
Golobart no se imagina siendo otra cosa que futbolista. Recuerda lo que hizo con el primer dinero que recibió como jugador. «Fueron 18 euros del Espanyol, pero daban para poco. Cuando fui a la selección española sub-17 nos dieron una prima de unos 350 euros y me compré el primer iPhone que salió en España, el 3G. Mi padre ya era aficionado de Apple, le llamé para contárselo y me echó una bronca: ?Eso es una pijada?. Para mí era el premio por ir con la selección. Me gusta mucho la tecnología y estaba emperrado en que los móviles tuviesen la pantalla grande.
-Pero ya no está en Twitter.
-No, lo deshice, aunque conservo página en Facebook. Usé Twitter durante una época en Inglaterra, pero luego no me interesaba ya. No sacaba nada de allí. Y es una pena porque los aficionados sí sacan cosas interesantes. Pero yo vengo a entrenar aquí cada día y la gente sabe donde estoy si quieren hablar conmigo.
-¿Pero lo dejó porque recibía comentarios desagradables?
-No, no. Eso nunca me ha preocupado. Si tienes un perfil público, en Twitter vas a recibir, claro. Pero yo recibía cosas preciosas, gente que me alababa y me motivaba. No tiene que ver con eso, sino con la necesidad de estar tan comunicado. Al final, vives un poco pensando en eso y no quiero.