El cerebro del equipo verde afronta su primer partido oficial frente a un equipo del Celta, al que llegó con 13 años
02 dic 2015 . Actualizado a las 11:24 h.Llegó al Celta con 13 años, todavía en categoría infantil, y salvo un paréntesis de una temporada entre el Ourense y el Vilalonga, Borja Domínguez (Vigo, 1992) no había llevado otra camiseta que la celeste hasta que llegó a Ferrol. El sábado afronta el primer partido oficial contra el club de su vida. E intenta que el deber profesional se imponga a los sentimientos al enfrentarse a sus antiguos compañeros del filial céltico. «Por mi parte prefiero tomarlo como un encuentro más en el que hay que salir a ganar y hacer un buen partido, como en cualquier otro. Está claro que es el Celta B, el club en el que estuve toda la vida, pero no hay que darle mayor importancia», explica.
En verano, recién llegado al Racing a través de una cesión, Borja Domínguez ya se enfrentó al primer equipo del Celta, pero en un amistoso, que terminó con 1-4. El del sábado será un partido oficial. Desde su llegada al club vigués, el medio centro cubrió etapas por todas las categorías. Su nombre, su puesto, su estilo y hasta un ligero parecido físico propiciaron símiles con otro Borja, Oubiña. Y llegó el estreno con la primera plantilla celeste al final de la campaña 2009/2010.
«Eusebio me hace debutar con el primer equipo en un amistoso contra el Pontevedra. Me salió todo perfecto, porque todo lo que tocaba eran ocasiones de peligro y me sentí muy a gusto. Estuve entrenando varias semanas con ellos, pero poco después se fue Eusebio y ya no tuve mayor continuidad», explica el timón del actual líder de Segunda B.
Aquel Celta de Segunda tenía mucho talento. En su debut, Borja Domínguez jugó junto al meta Yoel Rodríguez, los defensas Hugo Mallo, Sergio Ortega, Túñez y Botelho, los centrocampistas Michu, Bustos y Danilo y los puntas Saulo e Iago Aspas.
«Jugaba como medio centro, igual que ahora. En el club había mucha necesidad de cantera y creo que le había gustado a Eusebio de verdad. Me había dado la oportunidad en el amistoso y creo que lo había hecho bien. Llevaba varias semanas con ellos, pero el primer equipo no iba bien y al final lo cambiaron», recuerda Borja, ahora con 23 años.
Aunque oficialmente no se contempla la figura de la cesión, en la práctica juega esta campaña en Ferrol a través de esa fórmula. Borja podrá jugar el sábado contra su otro club al no haber en su contrato la conocida como cláusula del miedo, con la que los equipos que ceden un futbolista blindan su participación contra ellos a través de una elevada compensación económica. En verano, la entidad celeste y el futbolista deben decidir si se prolonga su contrato. ¿Piensa en un futuro en Balaídos? «Yo quiero seguir disfrutando del fútbol, y me gustaría estar donde más me quieran. Si es en el Celta, más que mejor porque es el equipo de mi ciudad, y si es en otro equipo, también».
«Fuera de casa les cuesta mucho ganar a rivales más veteranos»
Titular en los 15 primeros partidos de liga, Borja Domínguez conoce bien a los futbolistas con los que librará la batalla del centro del campo este sábado si el entrenador, Miguel Ángel Tena, le renueva su confianza en el once. «Me imagino que estarán Borja Fernández, Pape y Jordan, los que estaban ya el año pasado conmigo. Son buenos chavales», comenta el medio centro del Racing, que creció con la generación actual que lleva las riendas del filial celeste. «En general la mayoría son jugadores con los que llevaba conviviendo varios años, gente que viene desde atrás, desde categorías inferiores. Los conozco a todos y tengo buena relación con ellos».
Solo un punto fuera
Domínguez intuye el problema del filial, que lleva 16 puntos en su campo y tan solo uno en sus siete salidas. «Es un equipo joven, el típico filial al que fuera de casa le cuesta mucho ganar a rivales muy veteranos que les hacen la vida imposible. Y, sin embargo, en casa son capaces de tener más juego, presionar más fuerte y generar más ocasiones. De hecho lo importante lo están consiguiendo como locales», explica.
Además de tantas vivencias en el Celta, Borja Domínguez recuerda con cariño su año entre el Ourense y el Vilalonga. «Yo tenía 18 años, justo al acabar mi etapa juvenil. Fue una experiencia muy buena y a nivel futbolístico y personal que me hizo mejorar mucho», asegura.