Jorge Acuña: «Galicia tiene mucha sensibilidad en moda»

Laura López LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

ALBERTO LÓPEZ

El diseñador lucense afincado en Madrid, que viste a numerosas celebridades, disfrutó de unos días de descanso en Lugo

23 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El joven diseñador Jorge Acuña (Lugo, 1982) ha conquistado con sus creaciones, desde su atelier de Madrid, a una gran cartera de clientas, entre las que se encuentran numerosas celebridades, como Paula Echevarría, Carmen Lomana o Adriana Ugarte. Recientemente estuvo en Lugo disfrutando de unos días de descanso.

-¿Suele ir con frecuencia a Lugo?

-Soy lucense, viví en Lugo hasta los 18 años. Aunque resido en Madrid, mi familia vive aquí, además de los amigos de la infancia. Soy muy familiar, así que vengo todo lo que mi trabajo me permite. Me encanta Lugo, es una ciudad preciosa y encantadora. La echo mucho de menos. En la costa lucense paso todos los veranos desde que era niño.

-¿Está presente de alguna manera Galicia en sus diseños?

-Por supuesto. Galicia tiene una gran sensibilidad hacia la moda y yo me he educado aquí. Estoy muy orgulloso de la industria de la moda en mi tierra. Mi trabajo es una prolongación de quien soy yo, y soy gallego. Así que el reflejo de Galicia se manifestará siempre, de una manera más o menos explícita, en mis diseños.

-¿Siempre tuvo claro que se quería dedicar a la moda?

-Llevo diseñando moda desde que era muy pequeño, en mi casa hay carpetas llenas de los bocetos que hacía, pero no me lo planteaba como una profesión. Era la forma que tenía de canalizar mis inquietudes creativas, mientras me preparaba para estudiar Bellas Artes. Al poco tiempo de llegar a Madrid, le enseñé mis bocetos a un diseñador que iba a empezar a desfilar en la entonces Pasarela Cibeles, y me contrató. Así empezó mi carrera como diseñador. Con 25 años abrí mi propia marca, empujado por una cartera de clientas que demandaban ya mis propias creaciones.

-¿A qué público van dirigidos sus diseños?

-No diseño para una mujer en concretos. Me gusta la idea de que cada una pueda hacer suyas mis creaciones, sean cuales sean sus estilos. Imagínese a Cate Blanchett y a Chloë Sevigny vistiendo un mismo look de mi marca. Sería fantástico ver cómo cada una lo transforma y lo dota de una nueva dimensión.

-¿Por qué tiene un diván en su taller?

-Se ha escrito mucho sobre mi chaise longue, tanto que se ha acabado convirtiendo en un diván (risas) por la infinidad de grandes historias que se han creado en torno a él. Existe, en el largo proceso de la costura, una relación y un diálogo entre la clienta y yo. Sus gestos, su físico, su imaginario, su carácter, lo que me cuenta... Mi deber es escuchar y entender lo que cada mujer es para traducirlo en la costura más afín a lo que ella quiera transmitir. La chaise longue ha sido testigo de momentos muy emotivos.

-¿Qué es lo que más valora a la hora de diseñar, que sean creaciones prácticas o que transgredan?

-Creo que mi afán creador no reside en ninguna de las dos. Buscar la practicidad me parecería demasiado aburrido y querer ser un transgresor, demasiado pretencioso. Me interesa la comodidad, por eso la ropa que hago se realiza a la rigurosa medida de mis clientas. Me interesan conceptos como la elegancia, la atemporalidad, la calidad y, siempre, la creatividad. El equilibrio de todos estos conceptos es muy complejo. Nada debe ser demasiado extravagante ni demasiado conservador porque ambas cosas, en exceso, resultan vulgares.

-¿Cuál es el diseño del que está más orgulloso?

-En la última prueba de cada vestido siento que ha sido el mayor de los orgullos y me parece que ha sido el más difícil de realizar. Siento pasión por mi trabajo y trato de entregarme por completo a cada pieza que hacemos mi equipo y yo.

-¿Ha recibido alguna petición «extraña»?

-Alguna vez hemos recibido encargos de clientas anónimas de diferentes países. Nos indican el vestido que han visto en cualquiera de nuestros desfiles y nos envían sus medidas. Nosotros confeccionamos las prendas y las enviamos. Podría decirse que es extraño, pero yo lo encuentro sofisticadamente misterioso.