«Así é o home de ferro»

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

RIOTORTO

ALBERTO LÓPEZ

Vuelve a la forja el artesano que superó una pancreatitis tras tres meses de hospitalización y recibir hasta 14 tipos de antibióticos diferentes

17 abr 2018 . Actualizado a las 22:15 h.

Cuando ya le había ganado la batalla a una pancreatitis que quiso llevárselo, un médico entró en la habitación del Lucus Augusti en la que estaba y dijo en tono de ánimo: ¡Pero este hombre es de hierro! Y efectivamente Eduardo Villada, de 86 años, tuvo (y sigue teniendo una vida) vinculada al «ferro». Ahora mismo es el ferreiro más veterano de Riotorto. Sigue relacionado a la forxa y el pasado domingo aún dio muestras de su saber en la feria monográfica celebrada en su pueblo.

«Non escoito ben o que me pregunta porque teño problemas de oído», dijo Villada al periodista. Hasta cierto punto era normal que no oyese la pregunta debido al ruido que los artesanos hacían en su trabajo en el gran taller callejero instalado por la organización para que los cientos de personas pudiesen ver en directo como se prepara una hoz o un cuchillo. «Só lle podo dicir -aclaró el veterano ferreiro- que agora xa me van doendo cada vez máis as mans».

En el pregón fueron recordados dos ferreiros que fallecieron en los últimos tiempos: Eduardo de Sebes, que tenía sobre ochenta años, y O Xatón, que contaba con unos 85. Eduardo lo pasó muy mal durante el año pasado, pero aguantó y de nuevo vuelve a lo que siempre hizo en su vida, herramientas y también mangos de madera para ellas. Ahora, evidentemente, solo para matar el gusanillo y para demostrar que él, y también el oficio, siguen vivos.

En casa de los Villada, la tradición del hierro viene del padre de Alejandro, el padre de Eduardo, que fue quien creó la marca A. V., que figura aún en la actualidad en todas las herramientas que salen de la forja.

Eduardo continuó con la profesión de su padre y se la transmitió a uno de sus hijos Félix y a su nieto Óscar, que actualmente tiene 35 años. Otro de sus hijos, Ángel, prefirió apoyar al sector como secretario de la Asociación de Ferreiros de Riotorto. Este recordó como su padre enseñó a su hermano Félix a hacer cuchillos y también a afilarlos, algo que no era habitual que hicieran los ferreiros de la comarca, porque era una labor de los afiadores.

Ángel recordó como el pasado 25 de julio su padre comenzó a ponerse indispuesto. El panorama no parecía pintar bien y salieron pitando con él para urgencias del HULA. Quedó ingresado y, en un par de días, le dieron el diagnóstico: pancreatitis. Su familia acogió la noticia con gran preocupación porque se trata de una patología que puede tener un mal pronóstico.

«Tivo a súa particular batalla contra a enfermidade. Os médicos chegaron a probarlle de 14 a 16 antibióticos diferentes. Parecía que non darían coa solución, pero finalmente meu pai saíu adiante. Foron tres meses de loita. Algúns deles moi complicados como, por exemplo, o mes de agosto, no que o pasamos fatal debido ás vacacións de moito persoal sanitario, e con isto quero aclarar que non estamos descontentos coa atención dispensada en xeral no hospital», contó Ángel, uno de los hijos de Eduardo.

«O doutor Abel, que o atendeu en moitas ocasións, sempre dicía que era o home de ferro», contó Ángel. Y así es. Hace dos meses volvió a incorporarse a la forja en la que pasa un par de horas al día o más. «O médico aconsellounos que comera de todo e especialmente que fixera vida normal. E iso é o que está a facer», expresó su hijo.

Eduardo sigue comiendo lo de siempre aunque, eso sí, dejó el vasito de vino que tomaba a las comidas. Lo cambió por agua. Lo que no dejó fue la partida que, de vez en cuando echa con algunos de sus amigos.

El domingo, los visitantes más madrugadores de la feria preguntaron por él al no verlo, como era tradicional en las once ediciones de la celebración. Eduardo se presentó después del pregón elegante, con pañuelo de cuadros en el bolsillo del chaleco y se puso a trabajar.