Hace 35 años, el proyecto de un nuevo embalse en el Navia causaba alarma

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

NAVIA DE SUARNA

Vista del río Navia a su paso por Navia de Suarna, con el puente en primer plano
Vista del río Navia a su paso por Navia de Suarna, con el puente en primer plano ALBERTO LÓPEZ

La obra afectaría a Navia de Suarna y a A Fonsagrada y al concejo asturiano de Ibias

29 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La construcción de un embalse planeó durante años sobre Navia de Suarna. La capital del municipio iba a quedar sepultada bajo las aguas, algo que se citó varias veces como una de las principales consecuencias si el proyecto se ejecutase, y el anuncio de la obra fue señalado como la principal causa de la pérdida de población y del estancamiento económico del municipio. A lo largo de decenios, el proyecto apareció y reapareció con intervalos; desde los años setenta, además, acompañado de muestras de rechazo por parte de vecinos y de instituciones públicas y privadas.

Hace ahora 35 años, la oposición al embalse vivía uno de los momentos de claro rechazo, unido a las protestas suscitadas por proyectos previstos en otros ríos gallegos, como el Arnoia o el Ulla. La postura común los animaba a crear una coordinadora, cuyos representantes viajaron a Madrid en enero de 1986 para exponer su rechazo en el Ministerio de Industria.

La idea no era nueva. Con diferentes nombres, Gran Suarna o Gran Navia, había aparecido en los años cincuenta, y en los años sesenta llegaron a iniciarse las obras, que afectaban a los municipios de Navia de Suarna y de A Fonsagrada, así como al de Ibias, situado en Asturias y limítrofe con estos. En 1965 se empezó a construir un túnel que pemitiría desviar el curso del río Navia.

El proyecto no avanzó, pero tampoco se descartó. En 1975 resurgía el proyecto, aunque pronto se haría más evidente el no de vecinos y de organimos. El Ayuntamiento de Navia y la Diputación de Lugo se pronunciaron en contra, e incluso se vieron pancartas de rechazo en actos de la visita de los reyes de España a la provincia de Lugo en 1976.

La construcción no suponía una novedad en el río Navia. En 1955 se había inaugurado el embalse de Salime, que ocupa terrenos de Negueira de Muñiz y de tres municipios asturianos (Grandas de Salime, Pesoz y Allande). Vecinos de Negueira de Muñiz fueron trasladados a la Terra Chá, donde se convirtieron en protagonistas del plan de colonización realizado en Castro de Rei y en Cospeito. Antes de la desembocadura en el Cantábrico, en el Navia se levantaron dos presas más, la de Doiras y la de Arbón.

La idea de anegar fértiles tierras de cultivo causaba rechazo, aunque a la oposición también se sumaron pescadores: en 1994, por ejemplo, la coordinadora antiembalses organizó un concurso de pesca en defensa del río. Las sombras sobre el proyecto se disiparon en el 2012, al emitir un informe desfavorable la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, que argumentaba que el proyecto, que afectaría a 426 hectáreas, dañaría los planes de recuperación del oso pardo en particular y la riqueza natural de una zona que tiene varias figuras de protección legal.

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