Rocha

Javier García Calleja OPINIÓN

ABADÍN

21 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Vuelvo la mirada hacia atrás y despierto mis recuerdos de hace 28 o 30 meses, cuando Santiago Fernández Rocha redoblaba sus esfuerzos en conformar lo que luego conocimos como Lugonovo, grupo del que hoy es portavoz en la gestión municipal. Se preparaba para entrar a formar parte de «la nueva política» y relataba, con un contagioso entusiasmo, las carencias que padecía nuestra ciudad y las posibles soluciones. Hacía un relato sentido, ordenado y razonado, lo que denotaba sus ansias por participar, activamente, en la vida política local, en beneficio de sus conciudadanos.

Hoy, tras veinte y pocos meses después de aquello, Rocha se va; abandona «la nueva política» para reintegrarse a su profesión de enseñante en Abadín, aulas que abandonó, desde el convencimiento de que su experiencia pasada podría ser de utilidad para nuestra ciudad.

Salió elegido -yo diría que fue pieza clave para que Lugonovo se consolidase entre los vecinos lucenses-, y era habitual encontrarlo en las calles, en las dependencias municipales o al otro lado del teléfono siempre que se le necesitaba. Pero hoy, el hombre conciliador, dispuesto siempre al diálogo que condujera a la consecución de acuerdos beneficiosos para todos los ciudadanos, «está cansado» y se va. Le creo.

Pero estoy convencido de que Rocha se marcha por algo más que por cansancio. Creo que abandona «la nueva política» harto de no entender muy bien ese concepto, si no está basado en el trabajo por los demás; lejos de la demagogia y el cinismo del que hacen gala, sin sonrojo, muchas de las personas metidas en «la nueva política». Estoy convencido de que seremos muchos los que, a partir de su salida, echaremos de menos el hacer de Santiago en el día a día de la vida municipal. Gracias, amigo Rocha, por tu honestidad.