Mira que se han hecho propuestas en estos días pasados sobre el futuro de la estación de autobuses de Lugo, pero que un grupo político nos traiga a un señor coruñés, conselleiro por más señas, que incluyó entre otras posibilidades un autobús a A Coruña para que se puedan hacer las compras en Marineda, me ha parecido un verdadero disloque propio de alguien que no conoce en profundidad la idiosincrasia de Lugo.
Por ello, no es de extrañar el cabreo que se han pillado los comerciantes, empeñados desde hace tiempo en que los lucenses potenciemos el comercio lugués comprando aquí, y que han visto como alguien con mando en Galicia proponía una vuelta a lo que era moda hace unos años entre las gentes de esta tribu: aprovechar los fines de semana para viajar a A Coruña para hacer sus compras de marcas o artículos que aquí no había.
Hagan juego, señores, porque el campo de las propuestas dislocadas está abierto y como lo de la intermodal va para rato, habrá tiempo a que alguien o algunos se lancen a presentar nuevos despropósitos.
Claro que en el fondo es que los lucenses somos unos mal pensados y no nos hemos percatado que estamos en plenos carnavales, que quizá solamente se trataba de una broma de Entroido para ir entrando en calor y, de paso, para avivar nuestras conciencias de que comprar en Lugo es lo mejor, para el comercio, la creación y mantenimiento de puestos de trabajo, y nuestra economía en general.
Atrás quedan los jueves de compadres y de comadres, y aún quedan los días fuertes carnavaleros pero, por favor, bromas de mal gusto, no.