La lluvia apenas dio tregua en la jornada principal de la feria que abre el conjunto de bodegas centenarias
05 may 2024 . Actualizado a las 18:22 h.Por mucho que el tiempo pinte mal, a la Feira do Viño de Vilachá de Salvadur no le faltan incondicionales. Tiene fama de ser la más genuina, aunque el vino a la venta ya no sea solo de esa ribera del Sil. Desde hace unos años, a los cosecheros locales que ofrecen tradicionalmente el sobrante de su producción de autoconsumo se sumaron bodegas profesionales acogidas o no a la denominación de origen Ribeira Sacra. La condición para ello es que tengan viñas o compren uva en Vilachá, pero no todos los vinos que ponen a la venta provienen de allí. El escenario de la feria, por el contrario, permanece indiferente a los cambios. Ese espacio «mágico» —como lo definió el sumiller, y pregonero de este año, Juanjo Figueroa— tira tanto o más que cualquier vino.
La feria del vino de Vilachá se celebra desde hace tres décadas en As Abelairas, un conjunto de antiguas bodegas de piedra y cubierta de pizarra de características únicas en Galicia. En casi todas se elaboran todavía vinos de cosechero. La excepción es la de Val do Frade, acogida a Ribeira Sacra. Su propietaria, Puri Díaz, colabora activamente cada año en las tareas organizativas, que corresponden al Ayuntamiento de A Pobra do Brollón. A primera hora de la mañana, en vista de la lluvia, solicitaba una grúa por si quedaba empantanado algún coche en los prados que sirven de aparcamiento.
Vilachá es un pequeño pueblo de A Pobra do Brollón donde termina la carretera que conduce a la franja de ese municipio limítrofe con Monforte y Quiroga bañada por la ribera del Sil. No es fácil hacer sitio a la avalancha de visitantes que acuden a su feria desde toda Galicia a raíz de su creciente popularidad. Este año, sin embargo, el tiempo jugó una mala pasada. Los pronósticos vaticinaban un fin de semana pasado por agua. «Tampouco é a fin do mundo», decía el técnico municipal de cultura y turismo, Xosé Gago, en las jornadas previas. No lo fue el viernes ni el sábado, pero anduvo muy cerca de serlo durante el domingo.
Oportunidad para el rural
Los bodegueros veteranos recuerdan ferias del vino del Vilachá deslucidas por la volatilidad meteorológica propia de los primeros días de mayo. En alguna incluso asomó la nieve, ya que el pueblo se levanta sobre un promontorio a mucha altura con respecto a la ribera. «Más agua que vino en Vilachá», rezaba el titular de La Voz a modo de balance en la feria del año 2000. Valdría perfectamente para la mañana de este domingo. Los chubascos de tormenta que descargaron con insistencia desde primera hora no desanimaron a los políticos. Ana Pontón visitó la feria acompañada por el alcalde de A Pobra do Brollón, el nacionalista José Luis Maceda, y concejales del BNG de este y otros municipios de la comarca. También estuvo a la hora del pregón el presidente provincial, José Tomé, en calidad de secretario general de los socialistas lucenses.
Pontón aprovechó su presencia para avanzar que el BNG presentará en el Parlamento una propuesta de Lei do Viño de Galicia con el fin de dar «a un sector clave para o desenvolvemento do rural» el impulso que precisa en estos momentos. «Temos que apoiar a estes pequenos emprendedores e que isto anime a que a xente siga vindo ao rural e que vexa que a produción de viño constitúe unha oportunidade económica e de asentamento de poboación», destacó, por su parte, José Luis Maceda.
La avanzada media de edad de los cosecheros de Vilachá y la falta de relevo generacional explican que la feria abriese sus puertas a otras bodegas vinculadas a la zona, en un modelo de convivencia único en la Ribeira Sacra tras el cambio organizativo que se introdujo en Quiroga.