Victoria balsámica la conquista en el Pazo ante el Palencia. Por cómo llegó, después de 40 minutos de sufrimiento, tragando polvo, detrás siempre y con el agónico final que, al acabar con triunfo, siempre produce un subidón, y en este caso, permite reducir la distancia con la cabeza. Y lo más importante, que no pasara a mayores el desencanto. El conjunto palentino dejó pasar una gran oportunidad. Durante la primera parte parecía superior, equilibró su juego con más tiros de dos que de tres, pero en los dos últimos cuartos le pudo el desorden, abusaron del triple con escaso acierto, vivieron prácticamente del tiro libre y en los decisivos segundos finales todo fue caótico. Las dos últimas canastas del Leche Río Breogán fueron dos bandejas, algo inusual en jugadas decisivas. Y como curiosidad, tras ver la retransmisión de la Federación Española de Baloncesto (FEB), Epi plasmó en su pizarra la penúltima jugada, que sus hombres desarrollaron con precisión milimétrica, lo que dice muy poco del esfuerzo defensivo de los palentinos. También extrañó la larga estancia en el banquillo de Dani Rodríguez y Kevin Larsen.
Del Breogán fue admirable la actitud de los jugadores. Es muy complicado estar chupando rueda todo el tiempo sin venirte abajo. Saludar además con alegría la ‘reaparición’ de Christian Díaz; entre él y Salva Arco anotaron más del 50 % de los puntos. Observé con preocupación, un partido más, la poca incidencia de Powell, que estuvo muchos minutos sin tocar bola y solo realizó siete tiros en más de medio partido.
Una vez más hay que volver los ojos hacia los despachos. Donde otros clubes encuentran rápidamente soluciones -el último fue el Real Canoe-, aquí todo se eterniza y se rodea de misterio. ¿Prudencia o indecisión? Las dudas nunca son buenas y no conviene olvidar que en esta liga casi ningún equipo puede competir con el Breogán a la hora de fichar. Con lo cual pensamos que la falta de información no es que sea un misterio, pero nos cuesta trabajo saber por qué tantas dudas.