Un runner haciendo el Camino

María Guntín
maría guntín ABADÍN / LA VOZ

LUGO

CARLOS CASTRO

Este peregrino corre entre 40 y 50 kilómetros diarios y llegará el jueves a Compostela

13 ago 2019 . Actualizado a las 20:49 h.

Alan Moncho es un ingeniero mecánico de Lleida que tiene 25 años. Cree que la constancia es una de las virtudes más importantes y que, gracias a ella, se puede llegar a cualquier meta. Y no lo dice metafóricamente. Le apasiona el deporte y es algo que hace a diario. Ahora, está haciendo el Camino del Norte. Pero él no es como la mayor parte de los peregrinos. Por ello, lo está haciendo corriendo. Además, Alan viaja solo. Hace entre 40 y 50 kilómetros diarios y la de hoy es su jornada número 15. El jueves, previsiblemente, llegará a su meta al aterrizar sobre la Praza do Obradoiro. Ayer hizo su parada técnica en Abadín.

«La mente es más importante que el físico. Si la cabeza dice basta, no sigues», explica Alan. Viene desde Irún y cuenta que esta no es la primera vez que hace la peregrinación a Compostela. Hace años hizo el Camino a bicicleta y desde Lleida. Llegó al Obradoiro en diez días y, aún con fuerzas, continuó el undécimo para llegar pedaleando hasta Fisterra. «La diferencia entre hacer el Camino en bici a hacerlo corriendo es abismal. En bicicleta es más cómodo y, si tienes un poco de entrenamiento, puedes hacerlo. Sin embargo, corriendo lo puedes llegar a pasar mal. Cuando llevas 40 kilómetros y estás cerca del albergue, ese último tramo puede ser eterno», explica Alan.

Carlos Castro

Un equipaje de tres kilos

Para hacer el Camino corriendo, Alan no realizó entrenamientos previos más que su rutina diaria como amante del running. Además, él va ligero de equipaje. Su mochila pesa tres kilos, a lo que le hay que añadir un litro de agua. El secreto, explica, es lavar la ropa de cada día para así poder utilizarla al siguiente. «Llevo todo lo que el peregrino lleva, no se me olvida nada», explica Alan, que ha sabido desarrollar un sexto sentido para buscarle un nuevo uso a las cosas. Para él, los imperdibles son unas pinzas maravillosas para tender la ropa.

En realidad, esta es la tercera vez que este joven intenta hacer el Camino. Hace dos años trató de hacerlo corriendo, tal y como está haciendo ahora, pero una lesión le impidió seguir cuando ya había completado la mitad.

Alan es también un amante de la naturaleza que disfruta con cada paisaje que le ofrece el Camino. «En Galicia, los tramos están muy bien indicados», añade. Él corre a un ritmo cómodo, explica, para que así no le desgaste y pueda llegar hasta la meta sin lesiones ni malos tragos. A veces y si no va por la carretera, incluso se atreve a mirar el móvil o simplemente a pensar mientras escucha música. Y así, continúa su particular camino a Compostela.