Muimenta llora la trágica muerte de una niña de corta edad en su casa

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS MUIMENTA / LA VOZ

LUGO

L.V.

El fallecimiento impacta con fuerza en una población donde la familia afectada es muy conocida

04 may 2019 . Actualizado a las 08:38 h.

Toneladas de dolor cayeron de golpe sobre Muimenta ayer por la mañana. La trágica muerte de una niña de corta edad, que falleció en su casa, causó en vecinos de la localidad una honda conmoción que continuaba intacta por la tarde, horas después de que se hubiesen conocido los hechos.

Recorriendo la travesía principal de la localidad, atravesada por la carretera LU-120, o entrando en algún negocio poco se podía suponer que el de ayer resultaba un día distinto a otros. Pocos vecinos se veían por la calle, pero entre la gente de Muimenta se extendía una honda sensación de dolor.

La familia afectada es muy conocida en la localidad y en parroquias cercanas. El abuelo materno tuvo, durante años, un taller mecánico en las afueras de Muimenta. El negocio cesó en su actividad hace años, y la hija del dueño también trabajó durante una temporada en las instalaciones. No fue el único establecimiento de la familia, puesto que la abuela materna, durante algún tiempo, estuvo al frente de una tienda relacionada con la artesanía y con la decoración.

Por todo ello, los comentarios de los vecinos, escuetos por lo general, coincidían en mostrar un dolor contenido. «A vida é así», manifestó un vecino de la localidad, afectado por el hecho de que la muerte hubiese afectado a una niña de corta edad, un sentimiento que era compartido, con esas o con otras palabras, por otros vecinos. Algún otro vecino, también impresionado por la noticia, aseguraba que casi era preferible buscar otro tema de conversación.

Sin fecha para el entierro

Pasada la media tarde de ayer, todavía se desconocía el día y la hora del entierro. Ese detalle está relacionado con el hecho de que el cuerpo de la niña fue trasladado a Lugo para que se le practicase la autopsia. Esos trámites no habían terminado aún, por lo que los restos mortales no habían vuelto a Muimenta, en donde los vecinos digerían su dolor con discreción.