Los jubilados están en pie de guerra. Son los mismos que lucharon en las barricadas de París del año 68, o que trasladaron aquella revolución a la Universidad de Santiago, a los astilleros de Ferrol, a la Citröen de Vigo o a los movimientos agrarios. Ahora este gobierno desnortado en la historia se empeña en que aquellos revolucionarios que intentaron cambiar una dictadura y también lograr las libertades, ya en la tercera edad, tengan que volver a la guerrilla urbana, a las manifestaciones, a las barricadas para reivindicar sus derechos o más bien, para que no les tomen más el pelo, que ya están cocidos de luchas, de atropellos y de abusos. Y ahora, casi al final de la vida, les vienen con una subida de un 0,25, vaya coña.
Con esa prepotencia que vienen demostrando M. Rajoy y su muchachada y con ese despiste que tienen sobre lo que está pasando en España, no han observado, o sí pero pasan, que en este país hay varios millones de personas que han cotizado durante muchos años para tener una jubilación digna, a los que se les cobra el IRPF en sus nóminas como si fuesen trabajadores en activo y aun encima, les suben un 0,25 en sus nóminas como si fuese la panacea. Por si fuese poco, la ministra del Opus que no dio palo en su vida, se atreve a mandarles una carta para justificar lo injustificable. Es comprensible porque su reino no es de este mundo.
Las encuestas no son favorables al partido del gobierno, que lo sitúa en tercer lugar después del batacazo de Cataluña, y los jubilados son muchos millones de votos, pero ni por esas. Son atrevidos y quienes lucharon contra la dictadura, seguirán manifestándose todos los lunes.