Comenzó a desplazarse con el equipo con 8 años cuando su padre era directivo
25 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El lucense Jesús Prado Barallobre conoce toda Galicia y casi toda España como la palma de su mano y no por ser un viajero impenitente, sino por viajar con el Lugo a casi todos los desplazamientos desde hace más de medio siglo. Comenzó sus viajes futboleros con 8 años viajando en el autobús del equipo con su padre, ex directivo del club, y ahora podrá viajar todavía más tras jubilarse el próximo viernes después de trabajar en Correos durante cuatro décadas.
-¿Cuándo comenzó su afición por el Lugo?
-Cuando era muy niño. Mi padre era socio de la empresa de publicidad Marval y le acompañaba en el coche cuando anunciaba los partidos del equipo por toda la ciudad. A veces hablaba yo y también lo hacía en el descanso de los partidos en el Anxo Carro para dar los resultados de la jornada, algo que me emocionaba mucho.
-¿Qué es para usted el equipo?
-Es un sentimiento casi imposible de explicar. Lo que si puedo decir es que el Anxo Carro es mi primera casa, un lugar al que acudo desde niño con mi padre siendo los dos socios.
-¿Cuándo a empezó a viajar?
-Sobre los 8 años, como pi padre era directivo iba con él y viajábamos en el autobús del equipo, por lo que hice grandes amistades con jugadores, entrenadores y directivos durante tantos años.
-¿Cómo le trataban los jugadores?
-De maravilla, era un crío y por lo tanto era su juguete y casi como un hijo para ellos. Recuerdo especialmente el cariño con el que me trataba el paraguayo Fretes, así como entrenadores como Luis Diestro o Segura y Martín Esperanza, pero el que era muy especial para mi era el utillero, Ricardo, al que ayudé en muchas ocasiones.
-¿Viajó siempre a los desplazamientos?
-Casi, solo deje de hacerlo durante los cuatro años en los que tuve mi primer destino en Correos en Barcelona. Aún así vi el equipo en el Miniestadi jugar la promoción con el Barça B liderado por Guardiola.
-¿Cuál es su mejor recuerdo?
-El ascenso a Segunda A que conseguimos en Cádiz en un partido al que viajamos muchos lucenses y en el que no pude reprimir las lágrimas cuando concluyó y subimos.
-¿Cuándo lo pasó peor?
-La campaña que el equipo bajó a Preferente. Ya la Tercera parecía una categoría pequeña para el club, por lo que el descenso fue muy duro.
-¿Qué le sucedió en Barallobre?
-Fue el año de Preferente en el que el Lugo ganó todos los partidos menos el de Barallobre, pueblo que se llama igual que mi segundo apellido. Los directivos de ese club se enteraron y me regalaron un banderín. Fue algo especial.
-¿Y en Monforte?
-Nos perdimos mi madre y yo. Llegamos con el equipo con mucha antelación y fuimos a dar un paseo y luego no encontrábamos el campo y nos costó llegar. Por cierto la rivalidad con el Lemos es bestial, no sé los motivos, pero odian al Lugo desde siempre.
-¿Es cierto que su otro equipo es el Valencia y que idolatra a Setién?
-Completamente, soy valencianista y quiqueista. Cuando Setién vino con el Las Palmas a Coruña le dije que siempre quería que ganaran sus equipos, incluso al Valencia, pero nunca al Lugo.
-¿Le gustaría asistir a un Lugo-Valencia?
-Es uno de mis sueños y resulta curioso que nunca llegaran a enfrentarse en partido oficial. Ojalá el Lugo ascendiera y se enfrentara con mi otro equipo, sería algo fantástico.
-¿Le resulta fácil acudir a los partidos?
-La verdad es que en ocasiones no. Recuerdo viajes de tres días a Huelva para ver al equipo jugar en liga y copa en el que tuve que coger hasta cuatro trenes para hacer el viaje. En Córdoba tuve que marcharme del partido cuando quedaban 10 minutos para coger un taxi y no perder el tren. En muchas ocasiones llegaba de madrugada a la estación me cambiaba de ropa y comenzaba a trabajar.