Las mismas aguas para distintos remeros

Ricardo Hevia

LUGO

28 dic 2016 . Actualizado a las 12:11 h.

Pues sí, empeñado el Breogán en contradecir a todo el mundo, sumó una nueva derrota ante el recién ascendido Araberri. Recién ascendido, pero con tratamiento de usía, aunque haya perdido en casa contra un Oviedo que, por cierto, es líder con media Liga consumida. La precariedad y los bajos presupuestos han igualado por abajo la competición estrella de la FEB y, a falta de calidad, hay emoción y alternancia, dejando atrás los monótonos años en que solamente dos o tres equipos disputaban los primeros puestos e, incluso, algunas veces solamente uno que se iba con tanta ventaja que dejaba sin emoción la plaza de ascenso directo. Lo paradójico es que el Breogán hacía aguas antes y también va dando tumbos ahora. De la euforia inicial, hemos pasado a una profunda decepción y a un mar de dudas. El equipo no solo pierde, sino que juega mal. Y, además, detrás del equipo parece no haber nadie, solo silencio. ¿De verdad que no ha llegado el momento de dar la cara y alguna explicación convincente? Otra vez echamos de menos al director deportivo, ¿lo hay realmente? Parece que su único trabajo es proteger el puesto y no le importa quien caiga con tal de seguir vivo. Pero al que hay que proteger es al equipo, ayudarle a variar el rumbo, quemarse si es necesario. Está todo por decidirse, pero, con los errores habituales y la táctica del avestruz de año tras año, el resultado puede ser el mismo del último decenio. El ascenso directo está al alcance de la mano pese a tanta derrota y tanta sensación de desgobierno. ¿Hay alguien capaz de poner firme a la plantilla? De detectar errores para subsanarlos y de atreverse a dar explicaciones serias y convincentes a una afición incrédula ante una trayectoria deportiva que nadie se imaginaba en el peor de los sueños.