A Ángel Legazpi le tocaron en 1980 en la Quiniela 209 millones de pesetas. Ahora ya no existen, pero cobra una pensión de 1.300 euros y está siendo cuidado por sus hijos
16 dic 2015 . Actualizado a las 16:05 h.Lo encontramos caminando por la calle del brazo de un sobrino. Una diabetes hereditaria dejó sin vista a Ángel Legazpi Legazpi, el millonario que ya no lo es. Él mismo lo reconoce; los 209 millones de pesetas que le tocaron en la quiniela el 26 de octubre de 1980 han ido a menos, pero, frente a los rumores surgidos de que está en la indigencia y durmiendo en la calle, la realidad es bien distinta. «Teño cartos, podes vir comigo ao banco e comprobalo», dice, para después añadir que la historia de sus millones «é como o rato que vai comendo o trigo...». La vida de este lucense afincado en Narón dio muchas vueltas y no siempre supo rodearse de las compañías adecuadas, porque fueron muchos los que se aprovecharon de su buena fe y de su fortuna.
Cuando manejaba mucho dinero ayudó a gran cantidad de gente, incluso donó una ambulancia para Colombia, pero casi nunca encontró una respuesta adecuada a su generosidad y bonhomía. Asegura que es cierto que viajó, pero no tanto como se dice, y respecto a su aparición en las revistas del corazón de la época manifiesta que «todo foi un engano de bobos».
«Cando ía a Madrid, poñíanme xente ao lado e sacábanme fotos, e despois escribían o que lles daba a gana», asegura, añadiendo que la mayoría de las historias que se cuentan de él son falsas.
«Ángel o millonario», como se le sigue conociendo en su barrio de A Solaina, en Narón, explica que muchos le decían por qué no compraba un chalé y él les contestaba que se sentía a gusto en su piso, viviendo como una persona normal.
En cuanto a sus viajes, asegura que el primero que hizo tras tocarle la quiniela fue a Cuba, para visitar a un hermano de su madre al que quería mucho y que incluso le dejó su herencia, consistente en unos 400 dólares y en las tierras que tenía en España, valoradas en alrededor de un millón y medio de las antiguas pesetas.
A Madrid se desplazaba para ver a su equipo, el Real Madrid, al que incluso siguió en un partido en Milán. También viajó a Luxemburgo, para reencontrarse con su antiguo jefe, al que le unía una gran amistad.
Procede de una familia humilde de Crecente, en A Pastoriza. Su madre, de la que deshace en elogios, sacó adelante a sus siete hijos, y su padre, del que dice que «sabía tanto como un abogado», estuvo de emigrante en Argentina. De su progenitor recuerda una frase que podría aplicarse a las situaciones vividas por Ángel: «Hai medio mundo para foder ao outro medio», tanto por la gente que se aprovechó de él en su momento, como por los que ahora hablan de su situación personal.
«Teño uns fillos e uns xenros que me coidan -en la actualidad vive con una hija y su marido-, lévome ben coa miña exmuller e cobro una pensión de aquí de 1.300 euros, ademais dos cartos que me veñen de Suíza e de Luxemburgo, polo que non me podo queixar de nada», puntualiza, añadiendo «sempre levei 50.000 pesos no peto e ninguén pode dicir que a min me embargaron nunca».
Ángel Legazpi Legazpi -sus abuelos eran de origen vasco- emigró a Suiza cuando aún no había cumplido los 17 años, por lo que tuvo que firmar su padre por él. Los seis primeros meses trabajó en el campo y después entró a trabajar en un matadero de pollos, en el que estuvo otros 30 meses.
Se trasladó a Luxemburgo, donde encontró empleo en una fábrica de muebles y estuvo siete años. Allí conoció a la que sería su esposa, Carmen, y se casaron en A Coruña, fijando su residencia en Lugo.
Uno de sus hermanos era transportista y Ángel se metió en el sector, dedicándose a transportar cerdos y a vender pienso por la zona de Os Ancares.
Cinco coches
Cuando le tocó la quiniela multimillonaria compró cinco coches Citroën ZX 1.600, uno para él y los otros cuatro para sus hermanos,«os máis caros que había entón», y pudo hacer realidad su sueño de tener grandes propiedades. Adquirió una finca en Lugo y dos en Narón. Una de ellas, de 314 ferrados, es la que posteriormente vendieron para la instalación de la cementera de Castro, y en el contrato se incluía el compromiso de «un puesto de trabajo digno» para sus dos hijas y un yerno, que en la actualidad siguen en la empresa.
En la otra finca de Narón montó una granja en la que llegó a tener 190 reses, entre vacas y terneros, que finalmente cerró.
Ángel Legazpi se confiesa «cen por cen» del Partido Popular y despide la entrevista expresando su deseo de que Mariano Rajoy gane las elecciones generales, «porque me encanta, e o PP foi o que levantou España, sacándonos dúas veces do rescate».