Los cantos de taberna, un recuerdo del pasado que persigue la SGAE

antón grande LUGO

LUGO

Carlos Castro

Unas pocas tascas y algún grupo de amigos mantienen esta vieja tradición

23 sep 2014 . Actualizado a las 09:04 h.

Allá por los años 50, 60 y 70 del pasado siglo, muchas tabernas y tascas de Lugo recibían a pandillas de amigos que no solo se juntaban para tomar unas tazas de vino y hacer algo de tertulia, sino que compartían también la afición por el canto. Y además había buenas voces como los recordados Gildo y Manolo Pernás que, según cuentan, hacían un dúo difícil de superar, o Toñito Lázare que interpretó al personaje de Sastrillo en la primera puesta en escena de la zarzuela «Non chores Sabeliña».

Los sábados, algo comprensible pues al día siguiente no se trabajaba, eran los días marcados para estos cantos de taberna que se repartían por los distintos barrios de la ciudad amenizando de esta forma las noches de los fines de semana, ya fuese con cantos a capela o acompañados de instrumentos musicales.

Estas viejas costumbres se vieron truncadas con la instalación en los establecimientos de hostelería de equipos de música y televisores, en muchos casos compitiendo por cuál de los dos tiene más alto el sonido, y con la aparición de aquellos carteles que anunciaban «Se prohíbe cantar» o «Si canta mal, cállese y si canta bien, hágalo en la calle».

Reductos del canto

A pesar de ello, aun queda un pequeño reducto de aficionados a practicar este tipo de música que se reúnen especialmente los viernes a la noche en el bar O Espello, en A Milagrosa, o en el bar As Rodas, en A Piringalla.

El grupo está formado por Luis Cortiñas, miembro fundador del grupo Los Brillantes con el que actuó por media mundo y que acompañó a María Dolores Pradera con su guitarra durante diez años; José Luis Tallo, recién jubilado como viajante de comercio y que también durante un decenio actuó en el restaurante España, en la ciudad alemana de Hamburgo; Manuel Díaz Pacios, la voz cantante aunque los otros no se quedan atrás, y Sito Sardá.

«Nos gusta juntarnos los viernes ?explican- y además de cantar y tomar unos vinos, animamos el local porque a la gente le sigue gustando este tipo de música que nosotros realizamos con instrumentos musicales dado que alguno de nosotros fuimos músicos».

Le dan a todos los estilos

A la hora de interpretar no se andan por las ramas y tocan todo tipo de música, desde rock a boleros puesto que tienen más de cien temas que pueden tocar aunque sienten predilección por la música sudamericana. De hecho, y con el repertorio que tienen, actuaron durante varios años en el Café del Centro.

«Es una pena -se lamentan- que no se pueda cantar como antes en los bares, especialmente por la Sociedad General de Autores, que persigue incluso a los que tratamos de pasar un rato divirtiéndonos, tomando unos vinos y sin buscar ni obtener beneficio»

Se quejan también que no todos los clientes tienen educación musical o gusto por la música y a veces, ?cuando estamos tocando y cantando, aparece alguien que protesta o que se pone a esbardallar con lo cual se estropea la actuación porque paramos de tocar para no crear problemas».

A pesar de todo, los cantantes reconocen que lo pasan estupendamente y es raro el viernes que no se citan para pasar un rato agradable. Y de paso, para hacérselo pasar también a las personas que los escuchan en acción.

crónica un exponente musical

«Tratamos de pasar un rato divirtiéndonos sin buscar ni obtener beneficio»

«Es una pena que no se pueda cantar en los bares como antes»