La realidad capitalina es directamente proporcional al panorama económico del país. Ni unos ni otros generan la mínima confianza. Hace un par de semanas parecían ver la luz ciertos brotes verdes y, al final, la realidad en forma de cabeza de vaca se nos ha merendado y de qué manera. El proyecto, en su momento y a día de hoy francamente ilusionante, a todas luces presenta serias dudas y lagunas. En su día, nuestro entrenador, en declaraciones a la prensa, dijo que faltaba unión con los medios. Los que escribimos y los que opinamos damos nuestra versión sobre lo que vemos, y algunas veces nos gusta más bien poco. Tiempo es de remar todos en la misma dirección, pero bien es cierto que los remeros de la trainera, aunque válidos, son pocos. Me voy a tirar a la piscina, pero si esto no lo cambiamos, el equipo está abocado presumiblemente al descenso. Cada vez cuesta más hacer puntos y goles. Y si empiezas perdiendo en casa 0-6, apaga y vámonos. Nuestra cancha tiene que ser un fortín y ahora mismo se parece más a una verbena con pocas luces. ¿Qué nos espera hoy? Enmendarnos no sé a qué, que suene la flauta y que la pelotita deje de martirizar sólo nuestra portería. No confundamos épica con desgaste emocional. Ahora mismo, nuestro equipo presenta unos síntomas francamente preocupantes.