El agua calienta los ánimos

LUGO

En plena crisis económica, la tasa prevista por la Xunta para pozos y traídas rurales amenaza con crear problemas al PP

23 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Lugo tiene, nadie lo duda, atractivos turísticos capaces de satisfacer al más exigente viajero. Viajar, ya se sabe, ayuda mucho al crecimiento personal. Es un ejercicio que conviene tanto al ciudadano peatón como al encumbrado gestor público. A este aún más. Y es de gran interés para el contribuyente que el político haga caso del poeta y proceda con entusiasmo a «arrancarse de lo conocido / beber lo que viene / tener alma de proa». Si toman el camino marcado por Güiraldes, si recorren los caminos de la Galicia rural, los que la gobiernan revisarán el proyecto de ley que prevé la tasa por el consumo de agua de pozos y traídas vecinales. La Administración, incapaz de garantizar a una parte de la población de Lugo el servicio básico que es el suministro de agua, proyecta una tasa aplicable a quienes, en esta materia, nada reciben de ella. Es fácil comprobarlo. Desde Santiago es un viaje corto, útil para «asimilar horizontes».

El presidente del PPdeG lucense, José Manuel Barreiro , conoce bien la provincia. Es hombre de conversación amena, tiene sentido del humor y se mueve bien en la zona rural. Es, sin duda, la persona idónea para explicarle al presidente de su partido, Alberto Núñez Feijoo , cuál es la situación del abastecimiento de agua en la zona rural de Lugo. Seguro que no tiene duda Barreiro de la repercusión electoral de imponer una tasa por consumo de agua a quien se abastece de su propio pozo o de una traída compartida con unos cuantos vecinos. Y si Barreiro no puede, que ejerza de guía Raquel Arias , delegada territorial de la Xunta y ex alcaldesa de Sober. También ella sabe bien lo difícil que será explicarle a quien se surte de un pozo de su propiedad que tendrá que pagar una tasa por el agua que consume. Qué mejor que la «(...) alegría / de un viaje en compañía» para conocer la realidad de Galicia, de Lugo.

Probablemente, el problema en las instituciones no es que quienes las gobiernan viajen poco; es que eligen mal el destino. Solo así puede entenderse que en la información oficial sobre una obra que ejecuta en la capital lucense la Confederación Hidrográfico del Miño-Sil, dirigida por el lucense Francisco Fernández Liñares , se convierta a José Manuel Barreiro (PP) en presidente de la Diputación. Que Barreiro tiene opciones para llegar al cargo, es cierto. Pero no lo es menos que el presidente es, y pretende seguir siéndolo, el socialista Gómez Besteiro.

El agua, en estos días de calor, cobra especial protagonismo en Lugo. La muerte de un joven en el Miño a su paso por la capital pone de nuevo de manifiesto que la Administración, tal como está diseñada, además de cara, es lenta. Seguro que este año, como en los anteriores, habrá servicio de socorristas en un amplio tramo del Miño. Pero para algunos llegará tarde. Quizá hay casos en los que el accidente es inevitable, quizá irremediables sus consecuencias pese a la vigilancia. Quizá. Pero es un hecho que, tras un duro invierno, los lucenses tienen ganas de disfrutar del río. Confederación, Xunta, Diputación y Concello tienen una buena disculpa para practicar la colaboración institucional, que tanto gusta al alcalde López Orozco , y establecer ya un servicio permanente de socorristas en el Miño a su paso por Lugo. Si no hay playa fluvial pública, al menos que haya servicio de salvamento. Eso, claro, si consiguen que los servicios de emergencias estén plenamente operativos y no ocupados en huelgas y manifestaciones. La concentración de los bomberos gallegos en Lugo, colorista y ruidosa, dejó de nuevo patente el descontento de estos trabajadores con los planes de la Xunta. Lo que ya no está tan claro es por qué a algunos ahora les parece bien el proyecto de la Diputación de Lugo y antes le encontraban todo tipo de inconvenientes. Seguramente es esta una cuestión que tiene intrigado al concejal de Protección da Comunidade, José Rábade , que apoyó desde el primer momento la propuesta del socialista Besteiro. Quizá también, desde el otro lado del campo político, se hace preguntas similares el popular Enrique Rozas , que tanta veces ha dado la réplica a Rábade.

Son, ya se ve, tiempos agitados y de cambio, bajo la alargada sombra de la crisis económica. Días en los que se perfilan elecciones en la asociación Acruga y por primera vez una mujer, Raquel Fernández , aspira a asumir la presidencia, cargo que desempeña en la actualidad César Dorado.

Son días, sí, en los que las preguntas son más que las respuestas, en los que la Administración gira en su propia noria para pasmo de administrados. Ocurre con la tasa del agua para traídas rurales, así en Lugo como en el resto de Galicia.