Crónica | Accidente en el casco urbano Ladrillos recién colocados de un edificio en construcción caen sobre la calle Galicia y obligan a cortar el tráfico, pero no producen heridos ni daños materiales
26 abr 2005 . Actualizado a las 07:00 h.Lo que el viento trajo ayer a Vilalba fue un susto. Lugar: calle Galicia. Hora, alrededor de la una y media de la tarde. Circunstancias: día de mercado en la capital chairega -lo que supone mayor presencia de vecinos de la zona rural y de otros municipios en el casco urbano- y hora punta para numerosos desplazamientos. Pero el viento no tiene en cuenta esos condicionantes. Al viento se le atribuye la caída de ladrillos del quinto piso de la fachada de un edificio en construcción situado en la calle Galicia, en el solar donde estuvo situado el último cine que funcionó en la villa. A la hora antes mencionada, sobre la vía pública cayeron ladrillos procedentes del quinto piso: según las fuentes consultadas, se habían colocado poco antes, lo que hizo que resistiesen peor la llegada de una fuerte corriente de aire. La parte trasera del inmueble da hacia la calle San Roque, por la que debió de entrar el viento. Los ladrillos incluso rompieron parte de una barrera de protección situada en el primer piso, y acabaron esparcidos por la calle. De inmediato -con presencia de miembros de la Guardia Civil, de la Policía Local y de Protección Civil-, se montó un dispositivo que cerró la calle al tráfico y desvió la circulación: el edificio donde ocurrió el accidente está prácticamente frente al cruce con la calle Chao Ledo, por la que circularon los vehículos procedentes de Lugo mientras hasta que quedó libre la vía. El problema duró poco, ya que sobre las dos y media de la tarde, según informaciones de la Policía Local, la situación volvía a ser normal. En el momento en el que cayó el material los trabajos de la mañana ya habían terminado, y por la tarde se reanudaron con normalidad. Lo ocurrido no dejó heridas ni otras secuelas, pero sí dio pie a numerosos comentarios. Vecinos y curiosos destacaban la suerte de que no hubiese heridos ni daños materiales: «Case temos unha desgracia», se oyó decir. «Foi Deus, porque, nun día de mercado, se chega a pasar alguén...», comentó un testigo. Pasadas las cuatro de tarde, ya con más tranquilidad, algunos transeúntes opinaban también sobre lo sucedido dos horas antes. Pero entonces el mal recuerdo ya se había disipado: quizá se lo había llevado también el viento.