La plaza fue lugar de residencia del cabildo catedralicio pero también rompió con el urbanismo medieval Dos expertos, Adolfo de Abel Vilela y Amador López Valcárcel, no coinciden a la hora de establecer qué porcentaje de casas de la actual plaza de Pio XII pertenecieron al obispado y al clero catedralicio y cuáles estuvieron siempre en manos privadas, pero, en todo caso, es el centro de una zona estrechamente ligada a la Catedral. Hoy, tras la restauración, trata de renovar esos vínculos aprovechándose del turismo, de modo que en los últimos años surgieron establecimientos orientados a los visitantes.
03 jun 2002 . Actualizado a las 07:00 h.El canónigo Amador López Valcárcel carga más las tintas sobre la influencia del clero en la que hoy es plaza de Pío XII y, en general, en todo el entorno de la catedral. Sin embargo, Abel Vilela le concede un carácter más civil, en el que tuvieron gran importancia las casas y propiedades privadas, de comerciantes y de lo que ahora se denominan profesiones liberales, como refleja un estudio que publicó en los Cuadernos de estudios gallegos , bajo el título Un ejemplo de urbanismo neoclásico . Al menos a ojos de un lego, uno y otro pueden tener toda la razón, porque don Amador remonta sus datos, que relata de memoria, al siglo XII y Adolfo de Abel centra su estudio del XVIII en adelante. El primero sitúa en el entorno catedralicio las residencias de los canónigos, mezcladas con las propiedades del obispado, situación que hacia 1120 este último decide cambiar, separando las propiedades y quedándose con la parte más al norte, que a grandes rasgos coincidiría con la actual sede de la diócesis y el fondo de la plaza Maior. Los canónigos conservaron sus residencias a ambos lados de la fachada y en la calle que lleva el nombre del templo. Sin embargo, ambos siguieron compartiendo la canónica , una especie de residencia. Los dos estudiosos locales consideran que las seis o siete casas de los laterales de la catedral fueron la primera muestra de arquitectura moderna en una ciudad de casas fundamentalmente medievales. Igualmente, ambos coinciden en que el motivo fue conseguir una plaza que sintonizase con la nueva fachada de la catedral que, por cierto, ocupó buena parte de la plaza, que también fue ampliada por acuerdos entre un propietario y el obispado. Para Abel Vilela la construcción de estos edificios fue posible por coincidir «con los gustos y pretensiones de una sociedad que evolucionaba hacia una burguesía comerciante que va a sustituir a la aristocracia». Este criterio se nota en la mayor funcionalidad, con detalles como la ubicación de la vivienda principal en la segunda planta alta, reservando la primera para el servicio. Como la plaza, hoy la práctica totalidad de esas casas están restauradas o reconstruidas, ya que algunas poco más conservan que la fachada. Comercialmente, Pío XII sigue sin destacar en el conjunto del casco histórico, pero tras el cambio de aspecto empezó a despertar el interés para una serie de establecimientos, fundamentalmente relacionados con el turismo y el ocio. Durante los períodos de vacaciones y de temperaturas suaves, la frecuentan foráneos casi a diario.