




Una tarde primaveral, sin nubes y con 21 grados de temperatura, animó la participación y la presencia de público
14 feb 2024 . Actualizado a las 19:20 h.Todavía queda por delante el Enterro da Sardiña, que como es tradicional saldrá hoy a última hora de la tarde. Pero el pescado del Carnaval de Monforte ya está vendido. La fiesta terminó con el desfile de comparsas del Martes de Entroido, que reunió a más de mil disfraces en las diferentes categorías. Los 21.000 euros en premios —3.000 más que el año pasado— animaron la participación. Y un día primaveral, que para nada hacían presagiar los pronósticos meteorológicos, echó al público a las calles.
A las cuatro de la tarde, los integrantes de las comparsas se apresuraban a dirigirse, unos en coche y otros a pie, al habitual punto de salida en el barrio de la Estación. Una hora antes de que las bombas de palenque mandasen arrancar a las comparsas, los termómetros marcaban 21 grados y apenas se vislumbraba una nube en lo alto.
«Cando cheguemos ao sitio xa imos estar cansos», le decía una madre a su hija, ambas integrantes de una comparsa, camino de la calle Coruña. El kilómetro largo que hay entre la Estación y la Compañía, donde remata el desfile, se hace eterno con mal tiempo. Sobre todo para los niños, que de la mano de los montajes de los centros de enseñanza son hoy el motor del desfile. Con un día primaveral como el de ayer, la historia es otra muy distinta. Los peques van a gusto y los padres respiran aliviados.
El recorrido comenzó puntual, a las cinco de la tarde. Las primeras comparsas salieron a la altura del cruce de Calvo Sotelo con la calle San Pedro. Abría la comitiva una original orquesta infantil y la comparsa del Rey León, del Colexio Novo. Los niños arrojaban confeti al público y se veía a algún que otro padre cebra cerveza en mano. La animación puntúa en los premios y tampoco es cuestión de ir con las manos en los bolsillos. Más aún si el desfile acaba de empezar.
Las más animadas
Ya se echaba en falta, en cuanto a jolgorio, a la comparsa del barrio de Carude. Un clan castreño del colegio de la Ascensión de Sarria también se ganó de entrada con su coreografía los aplausos del público. Tres cuartos de hora después de la salida, quedaban varias comparsas por salir del barrio de la Estación. A la altura de la calle Pontevedra una lancha repartía fariña y, detrás, desfilaban integrantes del grupo Xograres de Lemos convertidos en devotos de la virgen del Rocío. Un tractor emulaba el Falcon de Pedro Sánchez y un grupo de disfrazados portaba a continuación un cartel que bien podría ser el lema del desfile: «¡A cabeza non para!».