«Es fundamental declarar Os Ancares y O Courel parque natural»

Xavier Lombardero

LEMOS

Este naturalista aboga por tener algunos lugares intocables, «un pequeñito porcentaje», donde se desarrollen los procesos naturales sin intervención humana

14 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Nada partidario de templar gaitas frente a las agresiones que sufre la naturaleza por las infraestructuras, la minería, la caza o la explotación forestal y ganadera sin freno, el coordinador de la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica, Ernesto Díez, considera urgente preservar algunas zonas, «un pequeñito porcentaje donde los procesos naturales se desarrollen sin intervención humana de ningún tipo».

-¿No es posible compatibilizar usos del monte y fauna?

-Si queremos conservar algo, debemos ser exigentes en algunos lugares. Las áreas intocables en España son ínfimas. Incluso Muinellos tienen una cuota de 20 visitas diarias. La obsesión por sacarle provecho al medio natural es uno de los errores de organizaciones que trabajan en el medio natural. De la misma forma que sería una aberración poner un centro comercial en una catedral, y no se hace, en algunas espacios naturales deberíamos conformarnos con el sentimiento de que los osos, los urogallos y otra vida salvaje están ahí. Lo que menos les interesa es que los vea la gente. Se trata de tenerlos por conservar algo de vida silvestre, no para atraer turistas

-¿Cómo ve la Cordillera Cantábrica en Galicia?

-Lo más importante para conservarla en Galicia es que los gallegos asimilen que la cordillera llega hasta aquí, pues mucha gente la asimila a Cantabria y Asturias, cuando Os Ancares y O Courel pertenecen a ella por derecho propio. En O Courel hay masas de abedules entre las mejores de España y el área de Piornedo y puerto de Ancares es excepcional.

-Allí la declaración de parque natural no se concreta.

-Es fundamental declarar parque natural Os Ancares y O Courel, en un sentido amplio, hasta las proximidades de Negueira de Muñiz, en el LIC. Hay que desenmascarar las voces interesadas en torpedear el proyecto y dejar trabajar a la Xunta, porque además va a generar nuevas expectativas para los habitantes de esas montañas. Conozco bien el caso de Fuentes del Narcea, donde se intoxicó a la población para ponerla en contra. Pero se declaró. Aunque luego el Gobierno asturiano lo ha gestionado mal pues está cediendo a las presiones.

-¿Qué acciones desarrollan ustedes en la zona?

-Junto con Adega, queremos poner en marcha un proyecto en favor del oso pardo, centrado en la gente desde Os Ancares hasta Pobra de Brollón. Galicia tiene un medio natural interesante, aunque fragmentado. Falta una conciencia ambiental generosa. El hecho de que en la zona verde y húmeda (Galicia, Asturias y León) se produzca el 60% de los incendios forestales del país, creo que lo dice todo.

-¿La caza es un problema?

-Cada vez tenemos más gente ociosa con armas y medios sofisticados en el monte. Durante seis meses al año hay cazadores en el monte los jueves, sábados y domingos. Luego está la media veda, el adiestramiento de perros... Se caza mucho y se quiere cazar en todos lados. Es increíble que no se anulen los permisos de caza durante un tiempo en zonas donde se sabe que hay osas con crías. Si una sale despavorida en mitad de una cacería, se la quiere retirar. En cambio si un cazador mata por accidente a un ciclista, no pasa nada. El furtivismo tampoco ha desaparecido, aunque ahora, por la mala imagen social, se lleva más en secreto. No hay más que ver la red furtiva desarticulada hace poco en León.

-¿Cómo están gestionando los gobiernos la cordillera?

-Excepto en el caso del lince, el Ministerio de Medio Ambiente prácticamente ha dejado en manos de las comunidades autónomas la gestión de especies amenazadas, con lo que eso supone de disgregación. Los planes de recuperación del oso, por ejemplo, son muy similares en las distintas comunidades autónomas, y tratan de coordinarse, pero los esfuerzos en vigilancia y gestión del territorio son dispares. También hay descoordinación en las infraestructuras y muchas son lesivas para la fauna salvaje, como líneas eléctricas, estaciones de esquí, parques eólicos en las cuerdas de las montañas o minas a cielo abierto. Incluso políticas forestales como la de Castilla y León son mucho más agresivas. Otro aspecto es que, grupos de trabajo del ministerio, como el del oso pardo, lleva inactivo bastante tiempo. Desde hace dos o tres años no se convoca la reunión de expertos con responsables autonómicos y del Estado. Hay que insistir en la investigación y aplicar medidas que puedan beneficiar el hábitat.

-Pero el mundo rural hay que conservarlo.

-Se habla del declive del mundo rural pero eso no se corresponde con los usos del monte, que es muy intenso en los últimos años. Las zonas altas de los montes están volviendo a ser ocupadas por grandes rebaños de vacas, que se dejan pastando libremente. Ahí invaden zonas de bosque y arandaneras que son vitales para el urogallo.

-¿Con el urogallo se ha llegado a un punto de no retorno?

-El declive ha sido brutal en los últimos 20 años. Miremos la tesis doctoral de Javier Castroviejo de hace muchos años. Entonces Os Ancares gallegos eran una de las mejores zonas para el urogallo y ahora está extinto. Se habla de una hembra que vagabundea por el bosque. El urogallo es indicativo de la pérdida de hábitat y necesitan bosques maduros y grandes superficies, sin vacas y manejos forestales, como se anda diciendo por ahí. Estos pájaros llevaban en el monte miles de años sin que nadie tocase ahí.

-Hay un programa interautonómico de cría en cautividad para su recuperación.

-Sí, en un centro de Sotondrio, en el parque asturiano de Redes. Están para empezar, pero no es una solución en sí misma. Si no se resuelven las causas del declive, criarlos y soltarlos así en el monte es como alimentar el matadero. Hay que ir a la raíz del problema. El urogallo necesita áreas bien conservadas y sin intervención humana.