Listas de espera

| FRANCISCO IÑÍGUEZ |

LEMOS

19 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

¿QUÉ SON las listas de espera? La respuesta es evidente: son listas de personas, anotadas por riguroso turno de solicitud, esperando ser atendidas en un servicio público o privado. Son ejemplos: listas de espera para un vuelo aéreo, la atención en una gestoría o tener mesa en un restaurante. Sin olvidar lo que es su equivalente en multitud de acciones a diario, como ser atendido en una pescadería, las colas del cine, la espera para el dentista, el notario o infinidad de otras muchas. Básicamente una cola de lista de espera se produce por: la existencia de ese servicio (la oferta), la existencia de personas que demandan ese servicio, la calidad en la oferta, el precio asequible y la facilidad de acceso. Una de las causas que tiene más peso en las listas de espera de asistencia sanitaria es el punto cuarto, porque no cuesta nada directamente. Hagamos un símil con el mantenimiento de un automóvil. El coche lo llevamos al taller cuando apreciamos un trastorno importante. Imaginemos que tuviéramos una tarjeta como la sanitaria. Probablemente ocurriría como en la sanidad pública, y no saldríamos del taller. Esto parece claro. Al buen entendedor... ¿Qué problemas tienen los políticos con las listas de espera? Está claro que quieren que ese problema no acabe quitándoles votos, y por lo tanto la posición en la que están. Por lo que se deduce que listas de espera existirán per secula-seculorum. Indudablemente, los otros factores son también muy importantes. Resulta fundamental una buena gestión de los recursos disponibles, tanto los humanos como los materiales. Por ejemplo, ¿por qué no se «institucionaliza» la prestación de un servicio durante más de un turno laboral? A mi juicio, si no se hace es fundamentalmente por tres razones: no se tiene esa mentalidad, ni en los gestores ni en los profesionales; tampoco se dispone en estos momentos de los recursos humanos que son necesarios; y además encarecería mucho el sistema. Desde luego, es también un factor importante la calidad, como la confianza que tenga el «cliente» en esa calidad. Si el «cliente» tiene confianza en la asistencia sanitaria de primaria, menos demandará la valoración para la asistencia secundaria o especializada. Para rematar, creo que lo mejor es que cada uno saque sus propias conclusiones.