LA TRIBUNA | O |
21 jun 2004 . Actualizado a las 07:00 h.ÚLTIMAMENTE observamos cómo algunos políticos se enzarzan en discusiones absurdas sobre la contratación de empresas en Monforte. Hagamos un recordatorio: en la época de Nazario Pin vimos por ejemplo cómo el señor Bao cierra su empresa de excavaciones y vende sus máquinas a Indeza; después Indeza hace la mayoría de las obras del Concello; él deja su puesto de edil y entra a trabajar en Indeza. ¿Qué casualidad? El señor José Carlos, siendo concejal de Hacienda, contrata a una empresa para hacer las nóminas y escoge la de sus hijos, cobrando un pastón. ¿Qué casualidad? Después tenemos al señor Díaz Freire -del PP- como responsable de mantenimiento eléctrico del Concello; o al señor Javier Cabo -del PP- arreglando las vallas de las calles. Si retrocedemos un poco, recordaremos el cierre de la empresa familiar del señor Celestino Torres, La Camerana: la mayoría de los empleados pasan a ser empleados del Concello. Y ahora nos enteramos del filón de empresas que hay en Allariz (la cuna del BNG). ¿Tendrá esto que ver con la masiva contratación de empresas de dicha ciudad por parte del gobierno? Pero no hace falta ir a Allariz para darnos cuenta de que el actual equipo de gobierno también tiene amiguetes: Agrobicas, cuyo responsable es el delegado de la plataforma Nunca Máis en Monforte, se lleva la palma en la venta de productos y plantas para el Concello. Por último, nos enteramos de que el señor Padilla está vinculado a un gabinete de abogados que asesoraba al señor Pin. ¿Qué cosas? Todos sabemos que Padilla asesoraba a ciertas personas en Monforte e incluso las llevaba a viajes por Europa, pero lo de Pin me perece insólito, y si lo asesoraba este gabinete, lo hacía mal. Conclusión: la política y los amiguetes siempre los hubo, hay y habrá. Es inevitable.