¿Hacemos un buen uso de las Urgencias?: «Un 80 % de los usuarios acuden sin ser derivados por un profesional»

EL BOTIQUÍN

El ritmo frenético de Urgencias ha sido masivamente retratado por series y películas.
El ritmo frenético de Urgencias ha sido masivamente retratado por series y películas. La Voz de la Salud

Ocho de cada diez atenciones en esta unidad hospitalaria son las consideradas 'urgencias médicas sentidas', problemas de salud que no revisten gravedad

24 oct 2022 . Actualizado a las 18:06 h.

Casi treinta años después de su estreno, sorprende lo bien que el episodio piloto de la mítica y premiada serie norteamericana Urgencias (ER) retrata la atmósfera que se genera en este tipo de servicios hospitalarios y, sobre todo, la vigencia que aún tendría en la actualidad. Solo haría falta incluirles las mascarillas a los personajes para adaptar la serie a nuestros días. Salas de espera saturadas, camillas apostadas en los pasillos formando un tetris imposible y personal sanitario esquivándolo a toda prisa. Todo esto continúa siendo una constante que, lejos de mejorar, constituye un problema que se ha acrecentado con el paso de los años en los servicios de Urgencias, cada vez más masificados.

En el año 2019, en España, se atendieron más de 30 millones de urgencias, en una tendencia claramente alcista en comparación de los 24 millones del 2012 o los 13 millones de 1994. El tiempo medio desde que llega el paciente hasta que se va de alta en situaciones no graves supera las cuatro horas en muchos hospitales españoles de referencia.

Todo ello contribuye a un ambiente de tensión, en el que confluyen profesionales, habitualmente sobrepasados, con pacientes y familiares en preocupados y nerviosos. Esto desemboca en situaciones de todo tipo, algunas conflictivas —con más frecuencia de lo deseable— y, a diferencia de en la serie, sin contar con la colaboración de la embaucadora sonrisa de George Clooney para apaciguar los ánimos.

Uno de los motivos frecuentes para explicar la saturación de las urgencias hospitalarias es su sobreutilización por parte de los ciudadanos, ¿pero qué hay de cierto en ello?, y en tal caso, ¿qué factores influyen para que esto suceda? ¿Es verdad que eventos, como un partido de fútbol, alteran la carga asistencial?

Aunque quizá no se deba poner el foco únicamente sobre los hombros de los pacientes, sino que existen más razones que contribuyen a este problema: los recursos humanos, la infrastructura de las unidades de urgencias o la propia localización del hospital en una población; o, ya en esferas mayores, la propia organización general del sistema sanitario.

¿Mi urgencia es real? 'Urgencia médica real' frente a 'urgencia médica sentida'

Se define como urgencia médica real aquella que condiciona una discapacidad permanente o evolución a la muerte requiriendo atención inmediata; por su parte, una urgencia médica sentida es toda aquella en la que el paciente siente o percibe que amenaza a su vida y que casi nunca es grave. Estas últimas suponen el 80 % por ciento de las atenciones en Urgencias hospitalarias, mostrando un excesivo número de pacientes que acuden al hospital sin una verdadera urgencia. Esto se traduce en una cultura inadecuada del uso de estos servicios, en la que el usuario busca una inmediatez no justificada y a una falsa sensación de que será mejor atendido que en los centros de atención primaria.

Hasta un 80 % de los usuarios acuden a urgencias hospitalarias por iniciativa propia, sin ser derivados por un profesional de la salud, realizando lo que se conoce como puente o bypass. Otras veces es puro desconocimiento; en un estudio realizado en la Comunidad de Madrid casi el 30 % de los pacientes ignoraban que existía la posibilidad de acudir a Urgencias extrahospitalarias para recibir una primera evaluación que, en muchos casos, podría evitar su asistencia al hospital.

Este uso inadecuado se ve reforzado por factores externos a la carga asistencial de las unidades de Urgencias. En un estudio realizado en el Hospital de Basurto, en Bilbao, se observó cómo en los partidos de fútbol de alta transcendencia que jugó el Athletic de Bilbao entre el 2017 y el 2019 se registraba un descenso de casi el 10 % de las atenciones urgentes. Tanto si el partido era Bilbao como en otra ciudad. Otras investigaciones de menor entidad cifran este descenso en hasta en un 40 % de las consultas cuando hay partido. Otro buen ejemplo en esta línea es la influencia de la meteorología: en otra publicación realizada en el Hospital La Fe de Valencia en el 2006 se constató que los días de lluvias intensas disminuía el número de asistencias hasta en un 25 %.

El resumen de todo esto es una evidente falta de educación sanitaria en la población general, que podría resolverse con campañas informativas que incluyesen visitas a los centros escolares. Esto podría tener un impacto significativo para mejorar el problema.

Recursos (in)humanos

Hay una escena de ese episodio inicial de la serie que se centra en un joven médico en su primer día en Urgencias. El personaje entra en pánico cuando un compañero algo más experimentado le deja a cargo de realizar una pequeña sutura tras ser requerido por una emergencia mayor. De forma inesperada, logra realizar un apaño más o menos decente, pero esa satisfacción solo dura el tiempo que tarda en verle la cara a su compañero, tras comprobar el número de pacientes que se había acumulado durante ese período.

Es una de las realidades de los servicios de Urgencias. El personal médico, así como el de enfermería y auxiliares, es, habitualmente, escaso en relación a la carga asistencial, sostenido en muchas ocasiones por personal en formación sin los cuales asumir el trabajo diario sería sencillamente impensable. En consecuencia, esto puede derivar en una medicina defensiva, obligando a aumentar las pruebas diagnósticas y  demorando las altas hospitalarias, especialmente en los días de mayor saturación, en los que su tutorización puede verse disminuida.

A esto hay que añadir turnos que, a veces, duran más de 24 horas sin apenas descanso, de intensidad y responsabilidad alta, en los que dormir más de tres horas se considera un éxito. Esto puede favorecer la desmotivación de los trabajadores y generar tensión laboral entre ellos o con las pacientes, afectando a la calidad de la práctica clínica. 

Problemas Estructurales

Pero si hay algo que de verdad incomoda a los profesionales es que, siendo efectivos suficientes, el problema sea de espacio físico. Muchos hospitales, a pesar de ser centros de referencia, cuentan con una infrastructura y diseños anticuados, con unidades de urgencias poco pensadas para satisfacer las necesidades de la actualidad. Esto se traduce en boxes, consultas, salas de espera o de observación insuficientes, generando largas colas para atender a los pacientes, favoreciendo la saturación hospitalaria. De ahí que no sea raro encontrar esa estampa tantas veces reflejada en series y películas de enfermos sobre camillas invadiendo los pasillos de urgencias, en zonas evidentemente no habilitadas para ello y vulnerando, dicho sea de paso, la intimidad del paciente.

Otro aspecto relevante es la propia ubicación del hospital en un núcleo urbano. Si bien está demostrado que una menor distancia al hospital de referencia disminuye la mortalidad de los pacientes graves, también es cierto que una mayor accesibilidad aumenta el número de consultas urgentes, entre ellas las de poca gravedad, como se recoge en un artículo del Instituto de Salud Carlos III publicado en el 2012. Otro estudio realizado en Sevilla mostró que los pacientes procedentes de zonas rurales acudían a urgencias de su hospital de referencia de forma más apropiada, ya que utilizaban con más frecuencia los mecanismos de atención primaria.

Gestión sanitaria, el problema de fondo

Dice la frase que si no se atiende al problema de raíz, nos cansaremos de podar las ramas. Los puntos comentados previamente no dejan de ser los resultados de una cuestión de mayor envergadura, deficiencias del sistema sanitario que van generando daños colaterales en diferentes ámbitos. Un ejemplo aplicado al uso inadecuado de las urgencias hospitalarias proviene de una percepción de atención sanitaria insuficiente. De tal manera que esa urgencia sentida por el paciente deriva de la imposibilidad o el retraso en la atención ambulatoria. Una atención primaria con agendas masificadas, cambios frecuentes en su médico de cabecera, largas listas de espera para acceder a la consulta de un especialista o para la realización de pruebas diagnósticas son factores que contribuyen a la búsqueda de alternativas por parte de los enfermos, encontrando en los servicios de urgencias una vía más accesible.

Del mismo modo, la falta de espacio físico no siempre es por culpa de una mala infraestructura de las unidades de urgencias, sino que deriva de una falta de disponibilidad de camas en las plantas de hospitalización que impiden el recambio de pacientes, prolongando su estancia en urgencias, incluso durante días. También debe mencionarse la función que frecuentemente realizan en la detección de pacientes en situación de problemática social del tipo que sea no detectada previamente, siendo el lugar de partida de abordaje de estos casos especialmente complejos. A todo esto podríamos añadirle inconvenientes de menor entidad que ocurren en el día a día, sean de tipo burocrático, sistemas informáticos o incluso traducción, entre otros.

Concluyendo, parece evidente que las saturaciones de las urgencias hospitalarias son el resultado de un problema complejo y global de gran importancia, muy vigente en nuestros días y en el que la gestión hospitalaria, el aumento de recursos humanos y la educación sociosanitaria juegan un papel fundamental en la optimización del servicio. Mientras este problema no se ataje, seguirán siendo un campo de batalla, que continuará defendido por nuestros profesionales de la salud y siendo el escenario perfecto, eso sí, para múltiples tramas de películas y series de televisión.

Roi Ribera Sánchez
Roi Ribera Sánchez
Roi Ribera Sánchez

Nacido en 1988, Roi Ribera es licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela. Especializado primero en Nefrologia en A Coruña y actualmente en Aparato Digestivo en el Hospital Son Llátzer de Mallorca. Interesado en acercar la medicina de una forma amena.

Nacido en 1988, Roi Ribera es licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela. Especializado primero en Nefrologia en A Coruña y actualmente en Aparato Digestivo en el Hospital Son Llátzer de Mallorca. Interesado en acercar la medicina de una forma amena.