El centroizquierda italiano busca un líder que lo reviva de su crisis tras el mal resultado electoral

Valentina Saini VENECIA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Enrico Letta
Enrico Letta ANTONIO MELITA / ZUMA PRESS / CO | EUROPAPRESS

En medio de la búsqueda del sucesor de Letta, varios barones hablan incluso de la disolución del Partido Demócrata

06 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Partido Demócrata (PD, centroizquierda) salió derrotado en las elecciones generales del 25 de septiembre en Italia. Solo obtuvo el 19 % de los votos, quedando por debajo de su objetivo del 20 %. El mal resultado provocó la irritación de muchos barones y dirigentes del partido. A pocas horas de los resultados oficiales, su secretario, Enrico Letta, anunció su dimisión.

Por eso, los medios de comunicación italianos se concentran cada vez más en la cuestión de la sucesión de Letta. El primer candidato es Stefano Bonaccini, actual gobernador de Emilia-Romaña, una región del centro de Italia famosa por sus excelentes platos tradicionales (como la lasaña), sus fábricas de coches de lujo y por ser un bastión del PD. Bonaccini es un político pragmático, apreciado también por varios exponentes de la derecha y empresarios, y representa el alma del partido más cercana al sector empresarial.

La rival principal de Bonaccini podría ser su actual vicepresidenta: Elly Schlein. Nacida en Suiza y muy popular entre los jóvenes, Schlein es la primera mujer con esperanzas reales de liderar el PD, un partido que se proclama feminista, pero que siempre elige hombres como secretarios. Los analistas consideran a Schlein, que es lesbiana, pro-UE y muy atenta a las cuestiones medioambientales, como la némesis de Giorgia Meloni, que suele describirse como madre y cristiana.

Sin embargo, también hay otros candidatos. Uno de ellos es Matteo Ricci, alcalde de la pequeña ciudad de Pesaro (centro): el PD suele ganar en los municipios y Ricci encarna esta tradición. Vincenzo de Luca, gobernador de Campania —la región del sur que tiene a Nápoles como capital— también parece aspirar al puesto de secretario. Famoso por su retórica incendiaria, De Luca prometió que, si es elegido, el centroderecha «se va a enterar».

Pero la elección de su nuevo secretario no es el único problema del PD. Algunos de los exponentes más reputados del partido hablan incluso de disolverlo. Entre ellos está Rosy Bindi, presidenta del PD del 2009 al 2013 y exministra de Sanidad. Según ella, todos deben «estar dispuestos a ponerse a disposición, hasta la disolución [del PD] para construir un campo progresista». Otros barones son menos drásticos y proponen cambiar el nombre del partido.

Según muchos analistas, el PD nunca acabó de conseguir la real fusión de los dos partidos que lo crearon: los antiguos comunistas y los antiguos democratacristianos de izquierdas. Es una fuerza política dividida en varias facciones con un alma socialdemócrata, una liberal y una católica. Sin embargo, en las redes, muchos votantes y militantes están en contra de la disolución del partido: si acaso, afirman, deberían marcharse los barones, además de Letta.