«Le contaremos a nuestra hija que sobrevivió a una guerra»

Xabier Garmendia COLPISA

INTERNACIONAL

A. Pérez Meca

Un centenar de españoles y sus allegados regresan de Ucrania después de una eterna travesía en la que fueron escoltados por los GEO

28 feb 2022 . Actualizado a las 22:02 h.

Sus caras expresaban una mezcla de pena y temor por lo sufrido, esperanza por no tener que seguir padeciéndolo y, sobre todo, extremo cansancio por una travesía que se les hizo eterna. Las tres horas del avión 2881 Cracovia-Madrid volaron literalmente en comparación con las 52 que tardaron desde Kiev hasta la frontera polaca a través de inhóspitas carreteras secundarias, «la vía más segura» para sortear la guerra. Un centenar de españoles evacuados de Ucrania pusieron fin hoy a la peor pesadilla de sus vidas y aterrizaron en Barajas gracias a dos convoyes organizados por la embajada y escoltados por los GEO.

Los malagueños Antonio y María se encontraban en Kiev para ser padres de nuevo por gestación subrogada. La capital bullía hasta que «todo cambió» de la noche a la mañana, solo unas horas después de que naciera la bebé: «Llamamos a la embajada, nos dijeron que cogiéramos lo imprescindible, como máximo 10 kilos por persona, y que fuéramos corriendo». El viaje hasta la frontera fue «agotador», sobre todo para sus dos pequeñas, a las que intentaban entretener de las formas más improvisadas.

«Le contaremos a nuestra hija recién nacida que sobrevivió a una guerra», prometía el padre, deseoso de llegar a casa y olvidar lo vivido. Difícilmente podrá hacerlo Victoria, ucraniana casada con un catalán, que dejó a toda su familia en Kiev. «Cada hora miro al móvil y pregunto a mi madre si sigue viva, cómo está mi hermana... Es muy triste», contaba. Embarazada de siete meses, abandonó su país y ahora recalará en Barcelona, pero con la expectativa de volver: «Espero poder ver de nuevo a mi familia».

Ni Victoria ni su esposo, Roger, intuían que el conflicto pudiera llegar hasta la capital: «Acabábamos de comprar un piso cerca del aeropuerto, en primera línea de fuego. Un cohete impactó a solo tres bloques de nuestra casa». Tampoco se lo esperaba Julia, también ucraniana, que ya tenía pensado mudarse a España antes de que comenzara la guerra. «Pero nunca hubiera pensado que acabaría viniendo por una cosa así», lamentaba.

El estallido de la guerra ha laminado planes de futuro, pero también de presente. La hija de Vicente, que vive en una localidad a diez kilómetros de Kiev, tenía previsto casarse el pasado sábado y toda la familia había acudido a presenciar el momento más feliz de su vida. Ahora la pareja no sabe cuándo podrá celebrar la boda y si lo podrá hacer en Ucrania. Recién llegado a suelo español, el padre de la novia trataba de relativizar: «No sé dónde se habrá quedado mi esmoquin».