Con una deuda pública que supera el 150 % del PIB debido en parte al coste de las medidas para afrontar la pandemia, Italia parte en una posición de debilidad frente a la subida de los tipos de interés que deja vislumbrar el BCE. «Se ha acabado la época de dar y no de pedir de la que hablaba Draghi», opina la experta.
A su juicio, uno de los grandes errores del primer ministro es, precisamente, que «no ha explicado bien el concepto de que hay una parte de deuda pública buena, que sirve para costear inversiones que crean riqueza, y otra mala. Ahora parece que milagrosamente toda la deuda fuese buena».