Mario Draghi cumple un año al frente del Gobierno italiano, pero lo más difícil empieza ahora

Darío Menor ROMA / COLPISA

INTERNACIONAL

Mario Draghi, durante a las obras del tren de alta velocidad entre Tortona-Génova, el pasado 9 de febrero.
Mario Draghi, durante a las obras del tren de alta velocidad entre Tortona-Génova, el pasado 9 de febrero. LUCA ZENNARO | Efe

El primer ministro deberá sacar adelante reformas claves y lidiar con una coalición de Gobierno heterogénea con la vista puesta en las elecciones del 2023

13 feb 2022 . Actualizado a las 18:38 h.

Lo más difícil empieza ahora para Mario Draghi. Una vez concluido este domingo su primer año en el Gobierno de Italia, en el que ha conseguido impulsar la campaña de vacunación contra el coronavirus al tiempo que ponía las bases del ambicioso paquete de reformas económicas y estructurales, el llamado Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR), al expresidente del Banco Central Europeo (BCE) no le va a resultar tan llevadero su segundo año en el poder.

El fin de la legislatura a comienzos del 2023 hace que los próximos meses vayan a estar marcados por la competencia de cara a la inminente cita con las urnas entre los partidos, que tienen además que ponerse de acuerdo para elaborar una nueva ley electoral con la que se celebrarán los próximos comicios generales.

Esa pugna por tratar de marcar la agenda del Gobierno puede suponer un lastre para Draghi, cuyo Gabinete está sostenido por una heterogénea coalición formada por nueve fuerzas políticas con diversas ideologías, que van desde la extrema izquierda hasta la derecha soberanista.

«A Draghi le va a resultar más difícil alcanzar acuerdos en esta fase crítica. Hasta ahora todos los partidos estaban en sintonía porque se trataba de pedir dinero, pero cuando toca hacer reformas es mucho más complicado. Algunas de ellas deberían haberse hecho hace años. ¿Se van a llevar a cabo ahora con unas elecciones generales próximas?», se pregunta con desconfianza Veronica de Romanis, profesora de Economía Europea en las universidades Luiss y Stanford.

Alessandro Speciale, coautor del libro Mario Draghi, el artífice (Deusto) y jefe de la oficina de la agencia Bloomberg en Roma, considera que la presión de las fuerzas políticas puede verse compensada por una mayor libertad a la hora de actuar por parte del primer ministro, una vez que ha pasado la crisis política ligada a la reelección de Sergio Mattarella como presidente de la República. 

«Ahora tendrá las manos más libres. Podrá decirle a los partidos que le dejen terminar el trabajo para el que le llamaron, mientras los políticos dedican sus fuerzas y energías a elaborar la nueva ley electoral», sostiene Speciale. «Hay muchas cosas por hacer. Tras crear leyes marco e iniciar procesos para el PNRR durante el 2021, ahora llega el momento de gastar el dinero en proyectos y reformas que tengan una sustancia.

Una economía vulnerable

Un ejemplo de las dificultades que puede encontrar Draghi en esta nueva fase se ha visto con los escollos para reorganizar las concesiones a los chiringuitos que explotan las playas, como pide la Unión Europea para intentar impulsar la competencia. El obstruccionismo de la Liga, la formación derechista liderada por Matteo Salvini, ha impedido avanzar en este campo. «Si no hay acuerdo en este tema, podemos imaginarnos lo que va a ocurrir cuando haya que afrontar asuntos más complejos, como la política fiscal o la revisión del gasto», vaticina De Romanis.

Con una deuda pública que supera el 150 % del PIB debido en parte al coste de las medidas para afrontar la pandemia, Italia parte en una posición de debilidad frente a la subida de los tipos de interés que deja vislumbrar el BCE. «Se ha acabado la época de dar y no de pedir de la que hablaba Draghi», opina la experta.

A su juicio, uno de los grandes errores del primer ministro es, precisamente, que «no ha explicado bien el concepto de que hay una parte de deuda pública buena, que sirve para costear inversiones que crean riqueza, y otra mala. Ahora parece que milagrosamente toda la deuda fuese buena».

Las curvas, entretanto, empiezan ya a vislumbrarse en el camino: esta semana la prima de riesgo italiana ha alcanzado los 166 puntos, una cifra que no se veía desde julio de 2020. «Si finalmente se producen tensiones en los mercados será una garantía tener al frente del Gobierno a alguien como el expresidente del BCE, que conoce bien cómo funcionan y cómo responder a la subida de los tipos de interés», opina por su parte el coautor del libro sobre el papel que Draghi desarrolló en la crisis del euro.

El primer ministro, en cualquier caso, sigue contando con un formidable capital político un año después de su nombramiento. A nivel internacional su prestigio es enorme, como quedó demostrado en la cumbre del G20 celebrada a finales de octubre en Roma. Lo mismo ocurre entre sus compatriotas: su popularidad está en el 60 %, según el último sondeo de Quorum/YouTrend.

La reelección de Mattarella como presidente de la República, además, ha permitido acabar con las especulaciones sobre su eventual aspiración a convertirse en jefe del Estado, que de hacerse realidad habría provocado una crisis política.