Delfines: tan listos que son un problema

Valentina Saini VENECIA

INTERNACIONAL

Life delfi. CEDIDA

Estos cetáceos, en el punto de mira de los pescadores del Mediterráneo por los problemas que generan en la pesca

13 dic 2021 . Actualizado a las 08:27 h.

¿Quién de nosotros no disfrutó de joven con las aventuras televisivas de Flipper, el inteligente delfín que defendía a las criaturas del mar? En el imaginario colectivo, los delfines son animales fascinantes. Cada año, miles de turistas viajan a destinos donde pueden observarlos o incluso nadar entre ellos. Es una fascinación que viene de lejos. En la antigüedad, los marineros fenicios y romanos los consideraban un buen presagio, o preveían que se acercaba una tormenta por sus acrobacias sobre las olas.

Pero no todo el mundo se alegra de relacionarse con los delfines. Incluso hay quien los considera una «plaga». Para los pescadores artesanales, la mayoría en el Mediterráneo, estos animales suelen ser un gran problema. «En algunas zonas, especialmente en Italia, las interacciones entre los delfines y la pesca han producido situaciones insostenibles», explica Alessandro Lucchetti, estudioso del CNR IRBIM, un importante centro de investigación italiano. «Los delfines roban los peces de las redes y a menudo las rompen. Incluso ha habido huelgas para protestar contra su presencia, que obviamente es algo completamente natural». Mirko, un pescador artesanal del sur de Croacia, dice: «Estos animales tienen derechos, pero nosotros también».

En paralelo, la actividad de los pescadores a menudo supone un peligro para estos cetáceos. En las playas italianas se encuentran unos 200 sin vida cada año. «En al menos el 30 % de los casos estamos seguros de que la muerte se debe a la interacción con las actividades pesqueras», señala Lucchetti, que también es coordinador de Life Delfi, un proyecto cuyo objetivo es reducir al máximo las interacciones entre delfines y pescadores.

En cierto modo, es precisamente su inteligencia la que pone en peligro a los delfines. Lo explica a La Voz Guido Gnone, coordinador científico de la Fundación Acuario de Génova y responsable del proyecto InterMed, en el que participan 33 instituciones de nueve países mediterráneos —entre ellos España—? y que estudia la población de cetáceos en el Mediterráneo. «El delfín mular es la única de las ocho especies de cetáceos que viven en nuestro mar que ha sido avistada por todos los socios del proyecto», señala Gnone. «Es una especie —añade— que ha aprendido a explotar la presencia de los humanos, por ejemplo, aprovechando la oportunidad de alimentarse de los peces ya atrapados en las redes».

El proyecto Life Delfi empezó este verano a trabajar con los pescadores artesanales en varios puntos de la costa italiana con diversas actividades, como el uso de elementos disuasorios de luz y sonido para alejar a los delfines. «Todavía estamos en las primeras fases, pero en algunas áreas los resultados han sido muy positivos —dice Lucchetti—. También estamos trabajando para mejorar los ‘‘disuasores’’ acústicos para que solo se activen cuando se acerquen unos delfines: se ha observado que si permanecen encendidos durante todo el tiempo que las redes están en el mar, finalmente los delfines se adaptan y en lugar de elementos disuasorios se convierten en llamadas».

Gnone asegura que es un reto de inteligencia continuo, porque el delfín mular es capaz de actualizar su comportamiento. «Necesitamos un seguimiento profundizado del problema para conocerlo mejor y encontrar otras soluciones eficaces», concreta, al tiempo que destaca la importancia de los delfines: «Como animales en la cima de la cadena alimenticia, son indicadores de la salud del mar. Y tenemos la responsabilidad de preservar la biodiversidad como patrimonio común, para que las generaciones futuras puedan experimentar la emoción única de ver a cualquier cetáceo, ya sean delfines o ballenas, nadando en el mar».