El chavismo intenta conquistar a la clase media en las municipales con argumentos de la oposición

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El candidato opositor a la alcaldía del municipio de Sucre, Andrés Schloeter, este jueves, durante el acto de cierre de campaña
El candidato opositor a la alcaldía del municipio de Sucre, Andrés Schloeter, este jueves, durante el acto de cierre de campaña MIGUEL GUTIERREZ

El agua de traída, una de las promesas estrella tras 22 años del régimen venezolano

20 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) a la gobernación del estado oriental de Anzoátegui, Luis José Marcano, protagonizó el jueves un vídeo que resume la campaña para las elecciones municipales que se celebran este domingo en el país: después de perforar un pozo de agua en un barrio de Barcelona, la capital de la citada región, se dio un baño en una casa y lo registró en sus redes sociales.

La precariedad de los servicios públicos es, sin duda, el tema principal de la campaña, en la que Héctor Rodríguez, gobernador de Miranda, aspirante a la reelección y heredero de 22 años de chavismo, resume su oferta electoral en que «el agua llegue por tubería» a los electores de su estado; una promesa válida, según la oposición, para la década de los 60 del siglo pasado, cuando en Venezuela el agua de traída eran una rareza únicamente disponible en las grandes ciudades.

Aún así, es menos original la oferta de Rodríguez, y hasta menos indignante, que la de José Vicente Rangel Ávalos, hijo del político y periodista homónimo recientemente fallecido, y como él, dirigente del chavismo, y actual alcalde de Petare, en Caracas.

Un macho para cada mujer

En una reunión con representantes del Instituto Municipal de la Mujer, que dirige su esposa, la diseñadora Gabriela Chacón, a modo de chiste y grabado para la posteridad en un vídeo, señaló que le conseguirá a cada mujer «un macho [...] del tamaño que ellas quieran», mientras Chacón apuntó que «las mujeres son cuaimas [culebras] y hay que controlarlas». 

Chavismo camaleón

El PSUV «ha robado» a los partidos de la oposición su principal argumento de campaña, el evidente colapso del país, y ha intentado convertirlo en esperanza, en un Estado en el que, según la oenegé Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, se han registrado más de cinco mil protestas, de ellas la mayoría por fallos en los servicios públicos.

Su eslogan de campaña es Tenemos con qué, que alude a la fortaleza ante las dificultades y que, por primera vez en al menos tres lustros, no está dirigida a las clases populares, sino a la clase media, a la que necesita desesperadamente en un momento en el que hay un tímido reverdecer económico tras una caída del producto interior bruto de un 90 % en los últimos cinco años, la peor de la historia para un país que no esté en guerra.

La oposición de la Mesa de la Unidad Democrática, la que es reconocida internacionalmente como tal, no tiene eslogan, y ni siquiera, una dirección unificada para la campaña. Los restantes movimientos, como la emergente Fuerza Vecinal, son más locales.

Problemas locales

Los candidatos opositores apelan a problemas locales, casi siempre relacionados con servicios públicos, aun cuando la MUD intenta darle un carácter plebiscitario a los comicios de este domingo. Esta interpretación original ha desaparecido del discurso de la coalición, al calor de la campaña y por las divisiones internas.

El PSUV, en tanto, confía en que su maquinaria, alimentada por el Estado venezolano a través de becas, «misiones» y otros mecanismos, sea suficiente para una victoria holgada, lo que esconde que en su coalición también hay diferencias, que han provocado la ruptura ya abierta con el partido más antiguo del país (el Partido Comunista de Venezuela) y lo han llevado a una condición de paria, en la que le han inhabilitado 14 candidatos.

El chavismo ha llegado al extremo de abandonar el rojo de la campaña y sustituirlo por los tres colores de la bandera. La figura de Chávez prácticamente no existe, aunque «nunca van a abandonarla, porque es lo que le da legitimidad al movimiento [...] Creo que Maduro intenta ampliar su base con un mensaje de coexistencia, dirigido a los grupos que anteponen su calidad de vida por encima de la política», destaca Ricardo Sucre, politólogo venezolano.

Una paz impuesta por la dolarización y el retorno de un capitalismo que producirá crecimiento económico por primera vez en el 2021 y se extenderá durante el 2022, según varios analistas.