Boris Johnson acusa a Rusia de injerencias electorales en Europa

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

POOL | Reuters

Tiene pruebas de la interferencia, excepto en el referendo del «brexit», pero pide «pasar página»

23 dic 2017 . Actualizado a las 08:48 h.

Entre ironías y bromas, los jefes de la diplomacia británica, Boris Johnson, y rusa, Serguéi Lavrov, intentaron ayer cerrar las heridas abiertas entre Londres y Moscú durante la primera visita de un ministro de Exteriores británico a Rusia en cinco años. Johnson denunció las injerencias rusas en elecciones en Occidente, pero acto seguido pidió «pasar página» en pos de mejorar el «lamentable» estado de las relaciones entre ambos países.

Su encuentro, de casi hora y media, fue un duelo verbal sobre las acusaciones de injerencia contra Moscú. «Serguéi, temo por su reputación. Creo que es muy importante que usted reconozca los intentos rusos de interferir en nuestro referendo [sobre el brexit] y elecciones», dijo Johnson en la rueda de prensa a Lavrov, informa Efe. El británico insistió en que «hay muchas pruebas de la injerencia de Rusia en las elecciones en Alemania, Dinamarca, Francia y Estados Unidos». Pero evitó incluir a su país, quizás por no poner en tela de juicio el triunfo del sí a la salida de la UE, además de no desbaratar el intento de acercamiento con el Kremlin. «No hay ninguna prueba de una exitosa injerencia rusa en las elecciones en el Reino Unido». «Sea como fuese, no tuvieron éxito», apuntó ante cualquier duda sobre la campaña Leave EU que lideró.

Mientras Johnson no dejaba de bromear, Lavrov puso al mal tiempo buena cara e insistió en que ni el Reino Unido ni Estados Unidos ni ningún otro país ha podido aportar pruebas sobre la interferencia rusa en sus elecciones. «Sin pruebas es muy difícil hablar», dijo.

Ambos ministros coincidieron, sin embargo, en la necesidad de que Rusia y el Reino Unido intentan superar las dificultades causadas por años de malas relaciones, deterioradas por la muerte del exagente ruso Alexánder Litvinenko, envenenado con polonio en el 2006 en Londres -del que la justicia británica acusó a Putin de ordenar-, y más recientemente, por Siria y Ucrania.

Dos cancelaciones

Pese a las sanciones de Occidente por Moscú han pasado los ministros de Exteriores de los principales países occidentales, pero la primera ministra británica, Theresa May, no parecía dispuesta a dar su brazo a torcer. Johnson canceló en dos ocasiones sendas visitas al país, en uno de los casos por el agravamiento de la situación en Siria.

Con todo, Johnson derrochó ayer buen humor y, pese a que tampoco ahorró críticas contra Rusia, aseguró incluso que es un «rusófilo» que tiene ancestros en muchos países, incluida Rusia. «Estoy seguro de que soy el primer secretario de Exteriores británico que se llama Boris», comentó entre risas.