Grecia pide un plan B si Turquía bloquea el acuerdo migratorio

Leticia Álvarez BRUSELAS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Murad Sezer | Reuters

Bruselas responde que solo contempla hacer que el convenio actual funcione a pesar de su fragilidad

04 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A tan solo 10 kilómetros de la costa turca el miedo a que el acuerdo entre la Unión Europea y Ankara se rompa lleva rondando desde el fallido golpe de Estado. Grecia es consciente de que si el pacto salta por los aires será la más perjudicada y ha pedido un plan B a Bruselas, una vía alternativa en caso de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, cumpla sus amenazas y deje de contener a los refugiados en sus confines territoriales. Para la Comisión Europea solo hay una opción programada en la agenda institucional; hacer que el pacto funcione a pesar de su fragilidad.

Y es que las autoridades griegas no esconden su preocupación, temen que Turquía abra las puertas a los refugiados. El país heleno sería incapaz de manejar una nueva crisis, los centros de las islas ya están por encima de su capacidad y la situación en la península no es mucho mejor. En su intento de llamar la atención al resto de países europeos, el titular de Política Migratoria griego, Ioannis Mouzalas, pidió un plan alternativo a Bruselas, pero lanzó su mensaje en vano, para la Comisión Europea solo hay una hoja de ruta sobre la mesa, seguir apoyando la implementación del acuerdo firmado con Turquía. Desde la capital europea se insiste en que los Veintiocho llevan el último año trabajando para conseguir que los países acepten las cuotas de reubicación de refugiados -hasta la fecha solo se han reasentado desde Grecia 2.213 personas de las 63.302 previstas según las decisiones del Consejo-, avanzar en la reforma del sistema de asilo y la asistencia de emergencia al país heleno.

Ralentización

El documento firmado el 8 de marzo entre Bruselas y Ankara, para deportar migrantes, llegó a reducir casi por completo el millar de llegadas diarias a las islas helenas. Por aquel entonces Bruselas se felicitaba, había ganado tiempo para controlar la crisis migratoria a pesar de que el polémico acuerdo nunca contó con la plena confianza de ambas partes. Meses después, las turbulencias políticas desatadas en Turquía tras el fallido golpe de Estado han puesto en jaque el acuerdo una vez más. Fuentes helenas aseguran que la inestabilidad en Ankara no está afectando a la aplicación de los procedimientos. Sin embargo, la purga de funcionarios llevada a cabo por el presidente turco ha provocado que los trabajadores destinados en las islas helenas vuelvan a Turquía, ralentizando el proceso.

Por si fuera poco, el presidente Erdogan, consciente de que, gracias al acuerdo migratorio pactado con la UE, tiene mayor poder en las negociaciones, continúa amenazando a Europa con incumplir lo acordado si Bruselas no elimina los visados a los ciudadanos de su país.

El titular de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, afirmó que Turquía esperaba esa decisión en octubre. Pero el dictamen, que en principio se tenía que tomar en junio, sigue pendiente porque Bruselas estima que Ankara todavía no ha cumplido todos los requisitos y debe aún reformar su ley antiterrorista para adecuarse a los estándares europeos.