Una noticia moderadamente buena

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

INTERNACIONAL

El Gobierno de Nicolás Maduro ha reconocido oficialmente que está negociando con la oposición en la República Dominicana y que ya ha concluido la segunda ronda de encuentros

30 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Al fin una buena noticia de Venezuela. El Gobierno de Nicolás Maduro ha reconocido oficialmente que está negociando con la oposición en la República Dominicana y que ya ha concluido la segunda ronda de encuentros. El problema es que de momento no se trata de una negociación directa. En Santo Domingo, únicamente hay responsables del Gobierno venezolano cuyas propuestas llegan a la oposición a través de unos mediadores internacionales, entre los que se encuentra el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Es un comienzo, pero si no se apuntala pronto con la incorporación de una voz unificada de la oposición, la iniciativa no sobrevivirá al azar de los acontecimientos.

Desgraciadamente, esa incorporación a la mesa de negociaciones no va a ser fácil. Pesa en contra, sobre todo, la estructura del movimiento opositor, excesivamente descentralizada, con demasiadas voces y sin un líder indiscutido. No ha sido una buena fórmula para ganarle elecciones al chavismo y podía no serlo tampoco ahora que toca oficiar sus exequias. Es posible que Maduro haya contado con eso a la hora de aceptar una negociación. Razón de más para que la oposición intente sorprenderle con una postura unificada, y flexible.

Pero si el chavismo ha demostrado siempre poca capacidad de diálogo, la oposición venezolana no ha dado muestras tampoco de gran flexibilidad. Prueba de ello, precisamente, son sus exigencias previas para implicarse de verdad en estas conversaciones de la República Dominicana, y que resultan a todas luces excesivas. Mientras que la liberación de los presos políticos parece una reivindicación lógica y suele ser el punto de partida en esta clase de discusiones, reclamar como condición previa el referendo revocatorio no tiene sentido. Si Maduro aceptase eso, no habría nada que negociar. Tampoco es razonable, en esta fase, pedir la separación de poderes o la activación de la carta democrática de la Organización de Estados Americanos, que supondría la expulsión de Venezuela de esa organización. Lo primero es demasiado vago, lo segundo, una estrategia de presión para forzar una negociación. Ya hay negociación, así que de lo que se trata es de facilitar que tenga éxito.

¿Qué nos dice esta actitud maximalista de los opositores? Que ven ya el fin del chavismo al alcance de la mano. Puede ser que tengan razón. Efectivamente, el país se tambalea al borde del abismo. El deterioro de la economía está ya en fase terminal, y pronto le seguirá el del orden público. Pero sería un grave error creer que esto hace innecesario un acuerdo nacional. El derrumbe de un régimen político tan asentado como el chavismo ni es tan fácil ni ocurrirá limpiamente. Sin una transición pactada, el caos puede apoderarse de verdad del país, y eso perjudicaría más al que llegue que a aquel que se vaya.