Washington cierra heridas con el sur

R. P. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

WOLFGANG RATTAY | Reuters

La Casa Blanca desclasificó los archivos militares y de inteligencia sobre el papel estadounidense en el último régimen militar argentino (1976-1983)

19 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Barack Obama quiere cerrar definitivamente las heridas abiertas entre Estados Unidos y América Latina, manchadas por la implicación de Washington en las dictaduras de los años 70 para contrarrestar la influencia de la URSS. Como anticipo a su llegada a Argentina la próxima semana, la Casa Blanca desclasificó los archivos militares y de inteligencia sobre el papel estadounidense en el último régimen militar argentino (1976-1983). Su viaje coincide con el 40.º aniversario del golpe del general Videla contra la presidenta María Estela Martínez de Perón, el 24 de marzo de 1976.

Además de su hito con Cuba, el demócrata quiere dejar como legado la apertura de una nueva era con los países del sur, aprovechando una mejoría en las relaciones, tanto políticas como económicas, y el descenso de lo que la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice, no dudó en calificar de Gobiernos «hostiles». Colombia está «al borde de la paz», México está «fortaleciendo su Justicia» y en Brasil los ciudadanos levantan su voz por principios democráticos, dijo. Con el adiós de Cristina Fernández y la llegada de Mauricio Macri al sillón presidencial argentino, en la lista negra queda solo Venezuela.

Ya en el 2002, el Gobierno estadounidense desclasificó más de 4.000 cables y otros documentos que mostraban que altos cargos, incluyendo el entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, estimularon la represión que dejó 30.000 desaparecidos. Los textos que se harán públicos ahora incluyen por primera vez archivos de la CIA y el Pentágono que revelarán cómo y quiénes participaron en el golpe y en los actos represivos que le siguieron.

Para refrendar esa nueva época, Obama visitará el Parque de la Memoria de Buenos Aires para honrar a las víctimas de la «guerra sucia en Argentina». Quiere así dejar para la historia los gritos de «Yankee Go Home» y las protestas con que fue recibido George W. Bush en el 2005.