El capo que supera a Al Capone y Pablo Escobar

mariluz ferreiro REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

AFP

Tras la detención de Miguel Félix Gallardo y a golpe de estrategia y sangre, levantó la mayor impresa ilegal del mundo

09 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuentan que en la capilla de Jesús Malverde, el santo de los narcos, hay una nota que dice: «Gracias, patrón. Humildemente hoy te pido solo Juárez y Tijuana. Por lo demás, infinitas gracias. JGL el Chapo». Joaquín Archivaldo Guzmán Loera (La Tuna, 1957) se ha ganado un lugar en el altar de los delincuentes. Chicago, la ciudad de Al Capone, lo declaró enemigo número uno. Ante el Señor de la montaña se hace pequeño incluso Pablo Escobar.

Guzmán es parte del imaginario al norte y al sur de la frontera. El jefe del cartel de Sinaloa ha inspirado narcocorridos en México. Discovery Channel estrenó el documental La leyenda del Chapo. Y Adán Barrera, el narco de El cártel, la novela de Don Winslow, es un trasunto del capo real. Ridley Scott rodará el largometraje. Es como si la vida del Chapo hubiera sido escrita para la ficción. Nació en una familia de campesinos. Prosperó en el cartel de Guadalajara a las órdenes de Miguel Félix Gallardo. Cuando este fue detenido, la organización se rompió y Guzmán tomó las riendas de Sinaloa para ir conquistando México. Se enfrentó a los hermanos Arellano Félix por Baja California. Convirtió parte del país una zona de guerra luchando con los Zetas, un violento grupo de exmilitares que también querían el pastel de la droga. Así, a golpe de estrategia y sangre, levantó la mayor empresa ilegal del mundo. Ha llegado a controlar el 80 % de las drogas que entran en Estados Unidos desde México facturando miles de millones de dólares al año.

En su currículo, incontables muertes y dos fugas de cine. La primera, en el cesto de la ropa sucia de la lavandería de prisión. La última, a través de un túnel de un kilómetro que no había sido excavado precisamente con una cuchara. La escena dejaba al descubierto un secreto a voces, que los tentáculos de Guzmán se hunden en el sistema. Hace tres años la revista Forbes lo situaba entre los setenta hombres más poderosos del mundo. Capaz, según cuentan algunos, de tomar un restaurante de Ciudad Juárez con cien sicarios para almorzar y pagar la cuenta de todos los comensales sin ser detenido. Ahora volverá a necesitar algo más que la ayuda de Jesús Malverde.