¿Por qué sube el Frente Nacional?

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

INTERNACIONAL

13 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque posiblemente el voto táctico impedirá que el Frente Nacional logre en esta segunda vuelta los resultados que se auguraba después de la primera, el hecho es que la formación de extrema derecha se ha convertido en el partido más votado de Francia. ¿A qué se debe este éxito del partido de Le Pen? La explicación convencional lo achaca casi exclusivamente a dos factores, la inseguridad y la xenofobia. Según esta tesis, son los ataques de París y la crisis migratoria que se vivió este verano los que habrían favorecido este ascenso de la extrema derecha en Francia.

Es cierto que la xenofobia, o para ser más exactos, la islamofobia, es una de las características más reconocibles del Frente Nacional pero, como explicación única, no cuadra con los datos. Antes de los ataques de París y de la crisis de los refugiados el FN ya se había convertido en el primer partido en las municipales, y antes de eso en las europeas. Tampoco encaja el movimiento de voto. En la secuencia de mapas electorales se aprecia que el crecimiento del FN se produce principalmente en bastiones socialistas. Si lo que estuviésemos viendo fuese una radicalización del discurso de la derecha, parte importante de ese voto nuevo tendría que proceder de ahí.

Los análisis sobre el perfil del votante del FN detallan esta paradoja. Según algunos estudios, la inseguridad ciudadana no explicaría más que 3,1 % del voto frentista en la primera ronda, y la inmigración un 3,9 %. Es más, la correlación resulta a menudo negativa, es decir: en estas elecciones se ha votado más al Frente Nacional en muchos lugares donde había disminuido la delincuencia y la inmigración, y se le ha votado menos en otros en los que había aumentado una, la otra o ambas. ¿Qué hay detrás del ascenso del Frente Nacional, entonces? Todo apunta a que, sobre todo, se trata de la economía. El crecimiento del FN en función del desempleo resulta tan evidente en los datos que, según Faÿçal Hafied y Philippe Englebert casi se puede enunciar en forma de ley: por cada punto adicional de paro, el voto al FN aumenta 2,6 puntos.

Este ha sido el gran éxito de Marine Le Pen: transformar el partido de su padre, que era un partido de orden heredero del pujadismo, en un populismo casi anti-sistema que mezcla elementos del anticapitalismo y la antiglobalización con una retórica de derecha patriótica que en Francia suena menos estridente que en otros sitios. El resto lo han hecho, curiosamente, sus rivales de los dos grandes partidos. Al ir adoptando un discurso sobre la inmigración y el patriotismo cada vez más parecidos al del FN, Sarkozy y Manuel Valls han permitido a Le Pen centrarse en la parte menos inquietante de su programa y convertirla, de hecho, en el partido de la protesta ante la crisis.