Venezuela se queda ahora sin cerveza

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

JORGE DAN LOPEZ | Reuters

La huelga promovida por dos sindicatos chavistas provoca el cierre de fábricas de la poderosa Empresas Polar, que produce el 80 % de esa bebida

04 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Una disputa entre el régimen bolivariano y Empresas Polar, el consorcio de alimentos y bebidas más grande de Venezuela y uno de los mayores de Latinoamérica, está a punto de dejar sin cerveza a los venezolanos.

No es un problema menor en un país que está a punto de comenzar sus vacaciones; en el que la birra representa 70 % de las ventas de licores; en el que, en promedio, cada ciudadano ingirió 93 litros de la bebida en el 2013; y en el que el Gobierno, según encuestas, tiene menos de 20 % de popularidad. Tan consciente está la administración de Nicolás Maduro de esto, que cuando incrementó los impuestos a las bebidas alcohólicas, en febrero de este año, exceptuó a la cerveza, porque «es la bebida del pueblo, y no vamos a afectar al pueblo», señaló José David Cabello, superintendente tributario.

Una tregua que se rompió el jueves, cuando dos sindicatos minoritarios en la estructura de Polar afiliados al chavismo se declararon en huelga por un conflicto salarial, forzado el cierre de las plantas de cerveza de la empresa, que producen más de 80 % de la que se vende en el país.

Racionamiento

Polar, además, afirmó que el Gobierno le está negando los recursos (en Venezuela rige un estricto control de cambios desde hace más de doce años) para importar lúpulo y otras materias primas que no se producen en el país. Según la empresa, la cerveza se agotará en las próximas tres semanas. De hecho, El Tiempo, periódico de la ciudad balnearia de Puerto La Cruz, a 400 kilómetros al este de Caracas, publicaba ayer que en esa zona la cerveza ya se vende racionada.

La compañía ha anunciado que denunciará al Gobierno ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), considerando que este «sabotea» sus actividades, y afirmando que los sindicatos chavistas no representan 1 % de la nómina de Polar, que alcanza los 31.000 trabajadores. En paralelo, los restantes sindicatos de Cervecerías Polar han emitido comunicados exigiendo que se les permita regresar a sus puestos.

Las relaciones entre Polar y el Gobierno, ya tensas durante la presidencia de Hugo Chávez, han alcanzado niveles críticos con Maduro, quien señala que Polar encabeza la «guerra económica» que tiene a los venezolanos sumidos en el desabastecimiento. La realidad es que la caída del petróleo ha hecho que se contraigan las importaciones en más de 75 % este año en un país en el que escasea prácticamente todo, desde las medicinas hasta los repuestos de coches y la harina de maíz, el otro producto estrella de Polar, con el que se hacen las arepas, el plato nacional.

Polar es propiedad de la familia Mendoza, una de las más ricas de Venezuela; el presidente de la empresa, Lorenzo Mendoza, es una personalidad pública, con altos niveles de aceptación, según encuestas.

A Maduro, según han señalado fuentes del oficialismo, le tienta la idea de la expropiación. Ya en los días previos a la celebración del Día del Trabajador, el 1 de mayo, en Venezuela se afirmaba que la empresa sería nacionalizada; pero, aparentemente, el conocer un sondeo divulgado por la firma Datanálisis, que mostraba que la medida tendría un 95 % de rechazo, hizo desistir momentáneamente al presidente.

En Venezuela circula desde hace años la profecía que reza, medio en broma medio en serio, de que «el Gobierno caerá cuando no haya una cerveza Polar para beber». Una premonición que han regresado, y apunta a una medida sensacionalista que revierta lo que es la inminencia de un descalabro chavista en las elecciones de diciembre.