La reina Isabel II no se libra de las obras

Rita Álvarez Tudela LONDRES

INTERNACIONAL

Rita Alvarez Tudela

El mal estado de Buckingham podría forzar un traslado de la familia real

29 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Trozos del edificio que se caen cerca de valiosas pinturas y calderas que no han sido renovadas en 60 años, provocando elevadas facturas a fin de mes. Podría parecer el drama de muchos hogares británicos, pero es la situación del palacio de Buckingham en Londres, la residencia oficial de la reina Isabel II de Inglaterra, que cuenta con 775 habitaciones.

La solución es una obra en profundidad que costaría unos 211 millones de euros. Ahora los funcionarios reales estudian si es mejor hace la obra por zonas mientras los miembros de la familia real siguen viviendo en el edificio o si es más conveniente su traslado a otra residencia.

Además de sustituir las calderas, se tiene que retirar el amianto, un material utilizado popularmente en los años cincuenta en Reino Unido como aislante en muchas construcciones pero prohibido tres décadas más tarde, cuando se descubrió que su inhalación provocaba enfermedades pulmonares.

El amianto ya ha sido retirado de la nueva vivienda del príncipe Guillermo, lo que provocó que en las últimas cuentas anuales de la familia real británica el gasto en mantenimiento de las residencias se llevase la mayor partida, hasta situarse en los 16,5 millones de euros.

En el último año fiscal, la monarquía británica costó un total de 44,5 millones de euros, según un informe publicado por el tesorero de la reina, Alan Reid, quien apuntó a que el mantenimiento de Buckingham, que recibe una media anual 600.000 visitantes, «supondrá un desafío financiero significativo».

La situación fue descrita como «una tarea gigantesca» por el ex secretario de prensa real, Dickie Arbiter, para quien la opción más razonable es que la familia real se mude al castillo de Windsor, al oeste de Londres, mientras se realicen las obras: «No es el fin del mundo, ya que sería una muy buena base», añadió Arbiter.

Buckingham no es el único edificio oficial que necesita reparaciones en Londres. Así, el palacio de Westminster, que alberga uno de los parlamentos más antiguos y célebres del mundo, también se cae a trozos. La situación es tal que muchos dicen que sus piedras se deshacen con el solo roce de los dedos de la mano y que está infestado por las ratas.

Un comité elaboró un informe que apunta a que serán necesarios como mínimo 5.000 millones de euros para costear la reparación, siendo necesarias que las actividades parlamentarias se trasladen a otro lugar durante las obras. El neogótico palacio de Westminster tampoco ha sido modernizado desde el gran incendio de 1834, aparte de las reparaciones de los daños causados por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial.

La majestuosa torre con el Big Ben que sobresale en Westminster y el cambio de la guardia en el palacio de Buckingham son dos de las grandes atracciones turísticas de la ciudad, pero los expertos apuntan a que ambas obras no pueden ser aplazadas más tiempo. Ahora queda esperar a que el consenso por los elevados costes permita la entrada de los obreros en ambos edificios antes de que sea demasiado tarde.