Las nuevas relaciones multiplican los viajes de estadounidenses a Cuba
13 abr 2015 . Actualizado a las 08:44 h.«Más norteamericanos podrán viajar a Cuba, habrá más intercambios, más inversiones», aseguraba el presidente norteamericano Barack Obama durante el encuentro con su homólogo Raúl Castro en la recién finalizada Cumbre de las Américas. En este primer cara a cara entre ambos mandatarios se reafirmaba así la nueva era que viven las relaciones entre ambos países y que de alguna manera ya ha comenzado a incidir en los viajes de norteamericanos a la isla.
Aunque no se suprime aún la prohibición total de viajar a Cuba, lo que requeriría la aprobación del Congreso, ya desde enero se eliminaron algunas restricciones para los viajes de los ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes en ese país, dentro de una serie de medidas en el proceso de normalización de relaciones.
Ahora los viajeros norteamericanos podrán acogerse a licencias generales dentro de una de las 12 categorías establecidas por la ley para visitar la isla sin necesitar una aprobación caso por caso. Pueden además utilizar sus tarjetas de crédito y realizar mayores gastos en Cuba y a las líneas aéreas y a las agencias se les permite organizar visitas y contratar servicios, medidas que han provocado ya un alza en el sector de viajes estadounidenses a la isla. Las estadísticas indican que el aumento de esos viajes era una tendencia incluso desde antes. Cuba recibió 36.808 visitantes de Estados Unidos en el 2006, pero ya durante el 2013 unos 170.000 estadounidenses viajaron a Cuba de forma legal.
Por su parte, fuentes del Ministerio del Turismo cubano han señalado que la isla podría llegar a duplicar incluso las cifras actuales de visitantes, si Washington levanta el embargo vigente desde 1962.
Mientras tanto, las empresas norteamericanas vinculadas al sector comienzan a calentar motores para introducirse en la isla. Airbnb, la popular web de alquiler de alojamientos, ha incluido en sus ofertas más de mil propiedades privadas en diversas partes de la isla, tras enviar equipos de representantes a Cuba a firmar contratos con sus dueños. «Creemos que Cuba podría convertirse en uno de los mercados más grandes de Airbnb en Latinoamérica», aseguró Kay Kuehne, director regional de la empresa.
El reto está ahí y ahora toca a los cubanos prepararse para la «invasión» pacífica de turistas. La avanzadilla ya recorre las calles de La Habana diciendo «yes» a los mojitos al ritmo del son.