Un escenario post-electoral complicado

INTERNACIONAL

Las encuestas en torno a las elecciones israelíes del martes apuntan a que los laboristas podrían ganar, aunque sea por un estrecho margen

15 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las encuestas en torno a las elecciones israelíes del martes apuntan a que los laboristas podrían ganar, aunque sea por un estrecho margen. Esto tiene, sin embargo, una importancia relativa. La política israelí gira en torno a la formación de complicadas coaliciones de muchos partidos y los laboristas van a tener muchas dificultades para construir una que les sirva, a menos que incorporen partidos de la derecha y fundamentalistas religiosos. Se habla mucho de la posibilidad de que les den su apoyo los partidos árabe-israelíes, pero eso es menos probable porque han descartado integrarse en ninguna coalición, y un gobierno en minoría con su apoyo sería inestable y muy polémico -fue una de las razones por las que asesinaron al entonces primer ministro en minoría Isaac Rabin-. El derechista Likud tiene mucho más fácil formar gobierno, incluso si queda en segundo lugar, dada la ventaja estructural de la que goza la derecha en Israel. Baste decir que, de los once partidos que se espera que obtengan representación parlamentaria, al menos siete son de derecha o extrema derecha. Incluso los laboristas van a estas elecciones en coalición con la derecha moderada del Hatnuah -de ahí esa ventaja aparente sobre el Likud-. Pero la gran baza del Likud es también su mayor problema: su líder Benjamín Netanyahu. Esta campaña se ha centrado casi exclusivamente en su personalidad -ni siquiera en sus políticas-. Netanyahu, contra lo que se cree fuera de Israel, es allí muy popular, y por eso mismo es el enemigo a batir por los otros partidos, incluso los otros de derecha, por lo que tampoco se lo van a poner fácil.

Esto abre la posibilidad de una fórmula que se ha probado otras veces en Israel: el gobierno de unidad nacional entre Likud y los laboristas. Las diferencias ideológicas no serían aquí el problema -en realidad, no son grandes- pero sí los personalismos. En todo caso, la experiencia dice que al final los políticos israelíes suelen encontrar una fórmula para formar un gobierno. Solo que habrá que esperar para ver cuál.

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