Cuba burla el cerco de EE.UU.

Redacción / La Voz

INTERNACIONAL

ENRIQUE DE LA OSA

La Habana acoge una cumbre de la CELAC que muestra el fracaso de 50 años de embargo

26 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Un total de 33 países, todos los que forman el continente americano con la excepción de Estados Unidos y Canadá, se reunirán martes y miércoles en La Habana en lo que el régimen de la isla intenta presentar como la prueba de que no está aislado. Se trata de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un organismo constituido de manera formal en el 2011 en Caracas bajo la inspiración de Hugo Chávez, como contrapeso a la Organización de Estados Americanos (OEA).

La reunión representa un triunfo diplomático para los anfitriones que consiguen, de una tacada, mostrar cómo ha cambiado su posición en la región pese a los desmanes que cometen en materia de derechos humanos, y confirmar que la política de aislamiento y sanciones impuesta por Washington va camino del fracaso. Cincuenta años de embargo no han impedido al castrismo reinsentarse, en ocasiones como zona neutral, como prueba el que La Habana se haya convertido en sede de las negociaciones entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC.

En la década de los 60 todos los países latinoamericanos, excepto México, habían roto sus relaciones con la isla. Esta semana la capital cubana espera a numerosos jefes de Estado y de gobierno, entre ellos la brasileña Dilma Rousseff o el mexicano Enrique Peña Nieto, bien alejados de la constelación bolivariana que tutela Cuba. También llegarán altos representantes de organismos internacionales como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el de la OEA, José Miguel Insulza. La visita de este último tiene su miga ya que será la primera visita de un jefe de la OEA a Cuba tras el triunfo de la revolución encabezada por Fidel Castro. No se debe olvidar que esta organización, con sede en Washington, suspendió a la isla en 1962, a instancias de EE.UU., por colocarse en la estela del socialismo soviético.

Aunque para el analista Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver, la cumbre es el mayor «espaldarazo» regional al régimen desde la revolución de 1959, tanto él como otros expertos consultados por la AFP descartan cambios en la actitud de Washington.

«La postura de EE.UU. no va a cambiar solo porque vayan muchos líderes de América Latina. Cuba debe dar primero señales de que está dispuesta a avanzar hacia más libertad política y económica antes de que Estados Unidos le haga un gesto», sostiene el politólogo Patricio Navia, de la Universidad de Nueva York. «El mensaje que saldrá de la cumbre será fuerte, claro y previsiblemente crítico, pero tendrá poco efecto en la dirección del enfoque de EE.UU., que está conducido principalmente por la política doméstica», afirma Michael Shifter, presidente del Inter-American Dialogue, un centro de estudios de Washington.

Puerto de Mariel

La cumbre tiene un interés económico añadido ya que mañana mismo, antes de que empiece formalmente, los presidentes de Cuba y Brasil, Raúl Castro y Dilma Rousseff, inaugurarán los primeros 700 metros de muelle del megapuerto de Mariel, otro paso decidido del castrismo hacia la captación de inversión extranjera a gran escala.

Mariel está situado a 45 kilómetros al oeste de La Habana y será el primer gran puerto de la cuenca del Caribe, lo que abre la posibilidad de que la isla se convierta en punto de reembarque hacia otros países pese al embargo estadounidense. Se trata del mayor proyecto de infraestructura en la historia de Cuba y está liderado por la empresa brasileña Odebrecht. El gobierno de Rousseff, que se ha convertido en el segundo mayor socio comercial de la isla en América Latina después de Venezuela, financia el 75% de las obras. Hace cuatro años otorgó a Cuba un crédito de 600 millones de dólares y estudia ahora concederle otro más.