Erich Priebke será enterrado en Italia

Agencias

INTERNACIONAL

Priebke, detenido en 1995
Priebke, detenido en 1995 ENRIQUE MARCARIAN

El capitán de las SS, fallecido en Roma hace unos días, no encontraba lugar para ser sepultado

20 oct 2013 . Actualizado a las 12:37 h.

Erich Priebke, el criminal de guerra nazi muerto el pasado 11 de octubre a los 100 años, y cuyos restos no tenían destino, será finlmente enterrado en Italia, según ha anunciado su abogado. Priebke fue extraditado a Italia desde Argentina en 1994, donde se había escondido durante décadas y condenado a cadena perpetua por la matanza de las Fosas Ardeatinas, el 24 de marzo de 1944. Argentina no autorizó que Priebke fuera sepultado en su territorio. Lo mismo ocurrió en un principio con las autoridades de Roma, donde fue extraditado en 1995 y condenado en 1998 a cadena perpetua.

«Todo está resuelto. Se ha llegado a un acuerdo con las autoridades para la sepultura de Erich Priebke en un lugar que se mantendrá en secreto», declaró Paolo Giachini. El funeral del criminal nazi había sido suspendido y nadie quería acoger sus restos mortales ante el temor de que la tumba se convirtiera en lugar de peregrinaje para los neonazis. El capitán de las SS fue uno de los responsables de la muerte de 335 italianos, de ellos 75 judíos, que fueron fusilados por las tropas nazis que ocupaban Italia en represalia por la muerte, el 23 de marzo de 1944, de 33 soldados alemanes en un atentado de los partisanos en la romana Via Rasella. La presencia de Priebke en Roma, donde se le concedió el arresto domiciliario al tener 81 años, fue siempre muy polémica, y hubo muchas protestas cuando se le concedieron los permisos para salir de casa y se le veía tranquilamente paseando.

El prefecto de Roma, Giuseppe Pecoraro, había dado a la familia de Erich Priebke un ultimátum para que entierren o incineren sus restos o si no serán las autoridades italianas las que se ocupen de su destino final. El diario Corriere della Sera explica que Pecoraro, que se ocupa de las cuestiones de seguridad en la capital italiana, había dado como límite este sábado para que los hijos de Priebke, que viven en Argentina, entreguen los documentos necesarios para incinerar el cuerpo o darle sepultura en Italia o en otro país.

Renuncia a un funeral público

El Estado italiano les ha asegurado que por motivos de seguridad se harán cargo del cadáver de Priebke si no llega la documentación y les ha exigido que renuncien definitivamente a un funeral público después de los últimos altercados que se crearon cuando se intentaron celebrar las exequias en su honor en el pueblo romano de Albano Laziale. El abogado del antiguo capitán de las SS, Paolo Giachini, confirmó que el ataúd con los restos de Priebke, que murió el 11 de octubre a los 100 años, se encuentra aún el aeropuerto militar de Pratica di Mare (en el litoral romano), donde fue trasladado el 15 de octubre para evitar posibles nuevos incidentes como los que se vivieron en Albano Laziale.

Las opciones, añade Giachini, eran llevarlo a Alemania, donde hay personas que se han mostrado de acuerdo en enterrarlo en sus panteones o que se quede en Italia, donde varias personas se han mostrado dispuestas a hacerse cargo de los restos. Pero las autoridades alemanas no están dispuestas a repatriar el cadáver de Priebke. El ayuntamiento de Rovere, en Novara, notificó que no permitirá que Priebke sea enterrado en la localidad, a pesar de que uno de sus habitantes se había mostrado dispuesto a ceder la tumba de familia «para lanzar un mensaje de perdón».

Antes de morir, Priebke grabó en un vídeo una declaración, que se dio a conocer hace unos días, y en la que aseguraba que los fusilamientos en las Fosas Ardeatinas, por los que cumplía cadena perpetua en Roma, «fueron algo terrible». Sin embargo acusaba a los partisanos de haber cometido el atentado de Via Rasella a sabiendas de que como consecuencia traería una represalia en la que morirían italianos y con el objetivo de «levantar una ola revolucionaria entre los vecinos de la capital».

Además, Priebke afirma en este comunicado que vivió la matanza «como todos sus compañeros, como algo terrible» pero inevitable. Priebke recordó que antes de proceder con la masacre de las Fosas Ardeatinas, su superior le avisó de que no podían oponerse a ejecutarla por tratarse de «órdenes directas de Hitler» y que si se negaban a llevar a cabo el fusilamiento, serían también ejecutados junto al resto.