Maduro se asegura en Argentina alimentos a cambio de petróleo

Agustín Bottinelli BUENOS AIRES / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Maduro y su mujer posan con Cristina Fernández a su llegada a la Casa Rosada.
Maduro y su mujer posan con Cristina Fernández a su llegada a la Casa Rosada. JUAN MABROMATA< / span> AFP< / span>

La reforma judicial kirchnerista pasa su último trámite por el Senado

09 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llamó a continuar el camino señalado por «dos gigantes, Hugo Chávez y Néstor Kirchner» y reforzar «la unión de Sudamérica», a su llegada a Buenos Aires, segunda escala de su gira por la región, que le llevó el martes a Uruguay y que culminará hoy en Brasil. Acompañado de una comitiva de más de 120 personas, Maduro intenta conseguir de sus socios políticos, a cambio de petróleo, el suficiente suministro de alimentos que le permita paliar el desabastecimiento que sufre Venezuela, que importa alrededor del 70 % de sus alimentos. Soja, trigo, maíz, carne y leche en polvo son sus prioridades.

En su reunión en la Casa Rosada, firmó Cristina Fernández, una de sus más importantes aliadas en la región, una docena de tratados bilaterales. Dentro del reforzamiento del intercambio comercial, se suscribieron acuerdos de cooperación entre la compañía estatal YPF y la venezolana PDVSA, en consonancia con el pacto con condiciones preferenciales que firmó Chávez con Néstor Kirchner.

Maduro encabezó por la tarde un homenaje a los dos presidente fallecidos en el estadio de All Boys, un modesto club de fútbol del barrio de La Paternal, organizado por el kirchnerista Unidos y Organizados. Al mismo tiempo, y convocado en las redes sociales, tenía lugar en el obelisco de Buenos Aires un cacerolazo contra Maduro bajo el lema «Salvemos a Venezuela. Salvemos la democracia». La presidenta cerró la visita de su homólogo venezolano con una cena de honor.

Impugnaciones

En una Argentina cargada de polémicas, problemas económicos, controversias y acusaciones, el kirchnerismo confía anoche en convertir en ley la contestada reforma judicial, a la que el Gobierno denomina «democratización». La oposición ya prepara una avalancha de impugnaciones por considerar que la ley es inconstitucional.

En una sesión maratoniana, y ante la resignación de los diputados opositores, la mayoría oficialista contaba con aprobar el polémico proyecto que prevé la reforma del Consejo de la Magistratura, el organismo encargado de nombrar y quitar jueces o iniciarles juicio político. La ley permitirá la elección por voto directo de los ciudadanos de doce de los miembros de este organismo clave del poder judicial.

Según esta modificación los miembros del consejo deberán incluirse en las listas electorales a las legislativas o presidenciales, pero se exigen tantos requisitos que el único partido que puede cumplirlos es el de Cristina Fernández. En pocas palabras, será el kirchnerismo el que controle toda la Justicia.