El hombre al que el presidente le debía una

La Voz

INTERNACIONAL

22 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Hace ocho años John Kerry, entonces candidato demócrata a la presidencia, eligió a un joven y desconocido senador de Illinois para hacer su discurso de apertura de la convención demócrata. Ayer aquel hombre, Barack Obama, lo nombró jefe de la diplomacia de EE.UU.

Aunque nació en Aurora (Colorado) porque su padre, veterano de la guerra mundial estaba allí hospitalizado en 1943, Kerry es el prototipo de bostoniano, ciudad donde creció. De esa raza que Henry James retrató a la perfección y que forman la aristocracia estadounidense. Su madre era una Forbes, la familia de multimillonarios. Apellido que incluyó en su nombre: John Forbes Kerry. Las mismas iniciales que las de otro bostoniano: John Fitzgerald Kennedy, al que siempre ha querido parecerse.

Además de las iniciales y el lugar de origen, ambos tienen otras cosas en común, una cuna privilegiada, la religión católica y una gran ambición política. Pero hay un aspecto que los diferencia radicalmente, mientras Kennedy despedía magnetismo, Kerry es lo más parecido a un funcionario gris. Ni siquiera en su partido ha sido popular.

Empezó en política como activista contra la guerra de Vietnam cuando volvió como veterano y desde 1984 es senador por Massachusetts. En el 2004 compitió por la Casa Blanca contra Bush pero perdió. Pese a ser católico y antiabortista defiende el derecho a elegir y está divorciado. Su segunda mujer, Theresa Heinz, es la heredera del imperio del kétchup.