Muy querido en el Norte y odiado en el Sur

La Voz

INTERNACIONAL

06 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La Liga Norte ha sido una fiel aliada del partido de Silvio Berlusconi en el último Gobierno en el que Umberto Bossi ostentaba la cartera de Reformas para el Federalismo. La llegada al Ejecutivo de Mario Monti con el apoyo de Berlusconi, provocó la ruptura, y Bossi y su partido decidieron pasar a la oposición. Ahora con esta dimisión, se cierra una de las carreras políticas más controvertidas de Italia.

Umberto Bossi, de 70 años, es conocido por sus exabruptos y sus gestos provocadores. Ni la enfermedad, un ictus cerebral en el 2004, ni sus cargos institucionales han evitado sus malos modos y sus famosos dedos índices levantados. Tanto es amado e idolatrado por sus seguidores del rico Norte como odiado por los «terrones» meridionales a los que nunca ha ahorrado insultos y ataques. Famosas son sus frases sobre el uso escatológico de la bandera italiana o contra los inmigrantes «a los que hay que bombardear».

Tras haber pasado por diversos trabajos, en 1989 fundó la Liga Norte consiguiendo unir varios movimientos independentistas del norte de Italia gracias a haber conseguido un puesto en el Senado italiano en 1987. El escándalo de Tangentóplolis, en el que se vieron envueltos todos los partidos políticos, fue su fortuna. Bossi se presentó entonces como representante de «un partido nuevo y sin mancha», lo que no evitó que en 1993 también la Liga se viera involucrada en una financiación ilícita.

Su alianza con Silvio Berlusconi nació en 1994, con Forza Italia apenas fundada. Juntos se presentaron a las elecciones y formaron Gobierno. De aquella época es su famosa aparición televisiva en camiseta interior. Pero la luna de miel duró pocos meses y en diciembre la Liga retiró su apoyo a Berlusconi, quien tuvo que dimitir. La paz entre ambos se firmó en el 2000. Un año después ganaron de nuevo las elecciones.

A pesar del ictus sufrido en el 2004, la carrera política de Bossi continuó durante años con diversos ministerios en los gobiernos de Il Cavaliere mientras se radicalizaban sus posturas contra los inmigrantes y a favor de la independencia de la Padania, lo que ocasionó quebraderos de cabeza a Berlusconi.