Motín militar en Mali para exigir medios para combatir a los tuareg

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Un emigrante gallego aseguraba ayer que todo estaba en calma en la capital

22 mar 2012 . Actualizado a las 19:23 h.

«No es un golpe de Estado, solo quieren armas para combatir a los tuaregs». Así relataba por teléfono un empresario gallego afincado desde hace doce años en Bamako, la capital de Mali sacudida ayer por el motín de un centenar de militares que se quejan de su falta de medios para combatir a los tuareg ?«entre ellos algunos exmercenarios de Gadafi bien armados»? que reclaman la independencia del norte del país.

«Acabo de regresar del centro de la ciudad y todo estaba en calma. Hay grupos de soldados en las calles, pero no se meten con los civiles. Lo único que han dicho es ¡basta ya!, que quieren ya equipamiento para combatir», afirmó este gallego plenamente integrado en Mali, de donde son sus hijos. Una tensa calma prevalecía anoche y se oían algunos disparos.

«La colonia española se está informando entre ellos y tomando las precauciones necesarias», relató. En Mali residen unos 160 españoles, la mayoría en Bamako. «Gallegos debemos ser tres o cuatro, explica. La embajada tiene un dispositivo de información eficaz y tenemos un número de contacto».

Rumbo al aeropuerto

Según relató, un grupo de militares tomaron anoche rumbo al aeropuerto. Varias aerolíneas, como Air France y Kenya Airways, desviaron sus vuelos a países vecinos. «No sabemos cuáles son sus intenciones, pero varios emisarios están reunidos con los amotinados para calmar las cosas, que puede ponerse hoy muy mal», explica el empresario que prefiere no dar a conocer su nombre.

El motín se desató tras la visita del ministro de Defensa, el general Sadio Gassama, al cuartel de Kati, a unos 15 kilómetros de Bamako, para informar de la situación en el norte del país, donde el Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA) siembra el terror, y comentarles un nuevo retraso en la llegada de las armas.

«Esperaban una información más veraz y sobre todo más apoyo a los familiares de los soldados caídos», afirma. Entonces «los oficiales expresaron su descontento disparando sus armas al aire y amenazando con marchar hacia el palacio presidencial», que permanece protegidos. Horas más tarde un centenar de militares ocuparon la sede de la radiotelevisión nacional y volvieron a disparar sus armas sembrando el pánico en Bamako. No van ni contra el Ejército ni contra el presidente Amadou Toumani Touré, aunque le achacan no haber desarmado a los tuareg que regresaron tras combatir al lado de Muamar el Gadafi. «Níger los desarmó antes de permitirles entrar. Malí no hizo lo mismo», afirma. Desde enero, los tuaregs exigen por las armas la independencia en un territorio que ocupa el norte de Mali y parte de Argelia y Mauritania. «Una tercera parte de Mali ya es suyo», dice.