Obama se reinventa como defensor de la clase media de EE.UU.

victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Propone una tasa del 30 % para los que ingresen más de un millón de dólares.

26 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Una mujer de mediana edad con el pelo corto y gafas, sentada detrás de Michelle Obama durante el discurso del Estado de la Unión, fue el arma del presidente Obama para atacar a los republicanos en general y al que podría ser su oponente en las urnas, Mitt Romney.

En su discurso, Obama no nombró a Romney, solo citó a esa mujer aunque no por su nombre, Debbie Bosanek, sino como secretaria del millonario Warren Buffet, para pedir una reforma fiscal que fije una tasa del 30 % para los que ganan más de un millón de dólares. Aunque no aludió a Romney, al recordar las palabras de Buffet sobre que él paga una tasa menor que su secretaria, todo el mundo pensó en el republicano. Y es que el mismo martes Romney, que tiene una fortuna de entre 190 y 250 millones de dólares, había hecho pública su declaración de Hacienda que mostraba que paga un 14 % de impuestos, 15 puntos menos que la media de los trabajadores de EE.?UU.

La reforma fiscal fue el eje de los 65 minutos del cuarto discurso de la Unión de Obama. Un discurso electoralista en un año en el que el presidente se juega una reelección que, a tenor de las encuestas, tiene muy difícil. Según las últimas, su aprobación es del 44 % y la historia dice que ningún presidente consiguió la reelección con una popularidad por debajo del 50 %.

Claro que a Obama le quedan nueve meses para cambiar esos porcentajes. Y ayer dejó claro lo que va a hacer para conseguirlo. Lo primero es rentabilizar los logros de su mandato. Por esa razón comenzó y acabó el discurso refiriéndose a lo mismo, el fin de la guerra de Irak y, sobre todo, la muerte de Bin Laden.

En medio, salvo una corta referencia a la inmigración dirigida a conseguir el apoyo de los hispanos, el discurso estuvo dedicado a la recuperación económica y la creación de empleo. Obama pidió y propuso cambios orientados a conseguir justicia económica: «Podemos conformarnos con un país donde un número cada vez menor de gente tiene mucho éxito. O podemos crear una nación donde todos tengan una oportunidad justa», dijo. Una vez más, la imagen de normalidad y típica clase media de la secretaria de Buffet llenaba las pantallas. Jugando con ello Obama se ofrecía a los norteamericanos de clase media como su defensor.

La parte emotiva del discurso sucedió antes de este, cuando, con el aplauso del Congreso, Obama se unió en un largo abrazo con la legisladora Gabby Giffords, herida hace un año en la cabeza. Y tras el discurso, la gira electoral para rentabilizarlo. Ayer mismo, Obama comenzó un viaje que en tres días le llevará a cinco estados. El primero de los muchos que le esperan los próximos nueve meses.