La OTAN, preparada para actuar en Libia

redacción / la voz

INTERNACIONAL

04 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Venezuela anunció ayer a bombo y platillo que Muamar el Gadafi y la Liga Árabe estudiaban la propuesta del presidente Hugo Chávez de crear una comisión internacional de países para mediar en el conflicto que vive el país magrebí. Horas después, el hijo del líder libio Said el Islam rechazó la propuesta del «amigo» Chávez. Solo la organización panárabe confirmó que lo estaba estudiando, según su portavoz, Hisham Yusef.

En una entrevista con el canal británica Sky News, Said el Islam manifestó no estar al tanto de la propuesta venezolana, pero descartó con contundencia una eventual mediación internacional. «No sé nada sobre esto. Es como si yo fuera a propiciar un acuerdo en el Amazonas», dijo. Los venezolanos, afirmó, «son nuestros amigos y los respetamos y nos gustan, pero están lejos y no tienen ni idea».

Catástrofe

Chávez, que conversó el martes con Gadafi, según se informó un día después, hizo la propuesta después de que Estados Unidos movilizara su flota en el Mediterráneo, al advertir de que una invasión de ese país supondría una catástrofe.

El embajador de Libia en Estados Unidos dijo que las fuerzas de la oposición rechazarán la propuesta de Venezuela de mediar, según un senador estadounidense tras conversar con el diplomático que ha roto con Trípoli.

El portavoz de la Liga Árabe, Hisham Yusef, indicó por su parte que «se están manteniendo consultas y todavía no hay una decisión que se haya tomado» sobre el asunto.

El ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, rechazó la oferta de Chávez. El jefe de la diplomacia británica, William Hague, se mostró menos tajante y dejó la puerta abierta a la propuesta, aunque recordó que a Chávez «no se le conoce por lograr consensos». Su homólogo italiano, Franco Frattini, estimó que será «muy difícil» que la comunidad internacional acepte la propuesta de mediación del venezolano.

España, por su parte, ve bien la propuesta de mediación de Chávez para tratar de evitar que siga la violencia en el país árabe, si lo que se pretende es ayudar a poner fin a esa situación, según afirmó la ministra Trinidad Jiménez.

La OTAN está «preparada para cualquier eventualidad» en la crisis de Libia, aunque descarta una intervención militar sin el apoyo expreso de la ONU, según su secretario general, Anders Fogh Rasmussen.

Desde hace días se especula con la posibilidad de que aviones aliados participen en un eventual cierre del espacio aéreo libio, por ejemplo con aviones-radar Awacs, para forzar al dictador a frenar la represión. El Pentágono no se opone a la zona de exclusión aérea, pese a los comentarios escépticos de funcionarios de Defensa, entre ellos, el secretario Robert Gates y el jede de Estado Mayor, general Mike Mullen.

Barack Obama insistió ayer en que EE.UU. examina «toda la gama de opciones» en Libia, aunque restó importancia a la posibilidad de una acción militar, al indicar: «Lo que queremos es tener la capacidad de intervenir potencialmente rápido si la situación se deteriora». El inquilino de la Casa Blanca insistió en que Gadafi «ha perdido la legitimidad y debe irse», tras señalar que se se encuentra «en el lado equivocado de la historia».

Unos 400 marines llegaron el miércoles a la base estadounidense de la isla de Creta para unirse a la tripulación de los buques de guerra Kearsarge y Ponce, que se posicionarán ante las costas libias tras pasar por el canal de Suez. El buque de asalto anfibio Kearsarge podría dar apoyo tanto a operaciones humanitarias como militares.

Esgrimiendo el término de injerencia humanitaria, aviones de la OTAN bombardearon en 1999 objetivos en Serbia para frenar las matanzas de kosovares, sin contar con el aval del Consejo de Seguridad de la ONU.

La Liga Árabe afirmó que se opone a una intervención militar, pero que podría respaldar la imposición de la zona de exclusión aérea. Turquía siguió recomendando ayer a sus aliados occidentales que se abstengan de intervenir militarmente en Libia, ya que no deben repetirse los errores de Irak.

Alemania señaló que una intervención armada sería «muy contraproducente», en palabras de su ministro de Exteriores, Guido Westerwelle.